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Juan Carlos Nakaya y la ceramista Ana Dubilet -entre otras 20 personas- pudieron cumplir su sueño de visitar por primera vez Japón. Lo hicieron con el Viaje Cultural organizado por la Fundación Cultural Argentino Japonesa y Toshin Tours SRL. Viajaron en abril de este año y nos contaron cómo disfrutaron de esta inolvidable experiencia.

– ¿Cómo se enteraron de este viaje a Japón?
JCN: Nos enteramos por el Facebook del Jardín Japonés. Con mi hermano siempre tuvimos las intenciones y las ganas de viajar a Japón, el tema es que yo no tenía el dinero suficiente para concretar el viaje. Pero esta vez, él me invitó y realmente fue una gran experiencia.

AD: Recibí la información por intermedio del Newsletter del Jardín Japonés y comencé a interiorizarme, vine a las reuniones y me interesó muchísimo. A pesar de que no tengo ningún ancestro japonés, las actividades que realizo habitualmente tanto el tema con la cerámica como los arreglos con flores y ramas hizo que la cultura japonesa me interese muy especialmente, por ese motivo decidí hacer este viaje.

– ¿Cómo fueron sus vivencias?
JCN: Muy fuerte la experiencia, una cosa es saber un poco desde aquí, otra cosa fue poder vivirlo y estar allá.

AD: Sentí que podía ponerme en contacto con una civilización a la cual admiraba y ahora admiro mucho más, ya que he podido conocer sus calles, su gente, sus ciudades, sus pueblos pequeños, sus paisajes y me pareció sumamente atractivo y recomendable.

– ¿Qué le ha dejado este viaje cultural a Japón?
JCN: Muchísimas cosas distintas a nuestro país, destaco el orden, la prolijidad, mucha educación, todo muy lindo!

AD: Me dejó muchísimas cosas, un respeto todavía mayor a la cultura japonesa, un atractivo muy particular por su estética que yo conocía previamente, pero es muy diferente cuando uno camina sus calles, la presencia de la gente, el respeto que tienen, el cuidado y de estética que se ve en todos lados, no hablo sólo de los museos, de las galerías, sino de los lugares cotidianos donde se percibe una estética tan cuidada. Me ha dejado una impronta muy particular y se ve reflejado en las obras que estoy realizando para poder exponer en el Jardín Japonés.

– ¿Qué lugar le ha impactado más?
JCN: La ciudad más impactante fue Tokyo, me impactó la cantidad de edificios enormes y el comportamiento de la población, me pareció algo distinta al resto, que lo atribuyo a la cantidad personas de origen extranjero, pero me gustó mucho Kyoto y Hiroshima. Kyoto porque fue la primera ciudad que visitamos y me asombró todo, luego Hiroshima porque a pesar de haber sido devastada por la bomba, la ciudad está a la altura de las demás. En línea general en todos los lugares que visitamos muchas cosas me asombraron. El orden y la limpieza de la ciudad, sobre todo los lugares públicos son excelentes. El servicio de transporte público de pasajeros es admirable, sobre todo el cumplimiento de los horarios.

También destaco el comportamiento de los conductores en las calles, rutas y autopistas. En las calles no he visto un solo bache, tampoco he encontrado alguna vereda rota, es más, las veredas están hechas con guías para ciegos. Tampoco he visto animales sueltos en la vía pública, los pocos perros que vi están con correa o en cochecito y los gatos sólo están dentro de las viviendas. No he visto un solo vehículo rayado, abollado o sucio. Lo que no me agradó fue la forma en que circulan con las bicicletas. Y lo que lamenté es no saber hablar el idioma, ya que no pude conversar y relacionarme con ellos.

AD: Sin duda alguna lo que más me gustó fue Kyoto, por conservar la tradición al lado de la modernidad. En las afueras de Kyoto, en el barrio donde está el Museo de Raku, deliciosos jardines en las veredas del barrio, y la entrada al Bosque de Bambú y los sakura, maravillosos todos florecidos!

– ¿Alguna anécdota que la marcó en este viaje?

AD: Estaba con mi hija en Kyoto, un día libre que teníamos durante el itinerario y yo ya tenía planeado visitar el Museo de Raku, dado que me dedico hace muchos años a esta maravillosa técnica de cerámica japonesa. Averiguamos cómo poder viajar hasta allí, ya que estaba en las afueras de la ciudad y teníamos que tomar dos líneas de buses que nos acercaba bastante al museo. Así lo hicimos sin ninguna dificultad, y llegamos a la zona como 15 minutos antes de la apertura, que era a las 10hs. Como era un lugar muy tranquilo y apacible, decidimos recorrer la zona y a la vuelta del museo, nos sorprendió que un señor salió de su casa a barrer 3 hojas que se habían caído en la calle de uno de sus árboles que sobrepasaban la altura de la pared. Nos quedamos observando y el señor se acercó y nos preguntó si queríamos pasar a su casa. Sorprendidas al máximo, aceptamos su invitación y con una amabilidad propia de los japoneses, nos contó que su señora realizaba la ceremonia del té en un cuarto que daba al jardín con una vista maravillosa. Fue una experiencia tan conmovedora, por parte de una persona que no nos conocía en absoluto y que dedicó su tiempo para que pudiéramos disfrutar de su jardín y del “chashitsu”, con todos los utensilios, “chawan”, “chasen”, “kakemonos”, ikebanas, etc. Absolutamente inolvidable!!

– ¿Qué le ha parecido el servicio, la comodidad, los hoteles, las excursiones?
JCN: Todo muy bien! La calidad del servicio fue excelente. Tuvimos la posibilidad que en el día libre pudimos visitar con mi hermano la tierra de mi padre en Ehime. Gracias al Jardín Japonés y a Toshin pudimos vivir un momento muy emocionante! El servicio perfecto, más de lo que uno esperaba. Las excursiones estuvieron muy buenas y muy organizadas, las cenas que nos ofrecieron fueron fantásticas, en fin, una experiencia para repetir y para recomendar.

AD: Cumplieron las expectativas que habían planteado inicialmente, yo soy una persona bastante exigente, no me conformo con cosas que no están bien hechas, me sentí muy satisfecha con el servicio que prestaron.