Alternativa Nikkei Revista Online de la Cultura Japonesa
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Posiblemente la mayoría de las personas no sepan cada aspecto de la película que estén mirando. Otros, un grupo reducido se encarnizan tanto con la obra que deben saberlo todo. Yo pertenezco al último grupo, y no sólo por una cuestión estética que se viera en la pantalla junto a las decisiones del realizador; debo saberlo todo porque una película es el resultado del esfuerzo de un conjunto y merece la pena apreciarlo como tal.
Me topé con la hipnótica música de Joe Hisaishi por primera vez cuando vi “Escenas frente al mar” (“Ano natsu, ichiban shizukana umi”, 1992) de Takeshi Kitano. Mi copia del film terminó por arruinarse en gran parte donde Hisaishi había creado una atmósfera perfecta debido al gusto por reproducirla diariamente, como si esperase alcanzar las imágenes del océano que se proyectaba en el interior del televisor; y acompañar a los personajes centrales: un hombre y una mujer revelando el silencio, parados sobre la arena, muy cerca del agua, pero tan lejanos como los espectadores, con los sentimientos imposibles de terminar por describir.
¿Pero qué hace especial la música de este hombre oriundo de Nagano que ya se ha hecho creador de más de cien bandas sonoras? La capacidad de adaptar cada nota a distintos proyectos, cada atmósfera a la sensibilidad fílmica y sucumbir ante el encanto de saber que el arte se graba en una piedra eterna.
Aunque su carrera comenzó a mediados de los setenta no sería hasta que recibiera el encargo de realizar la música para la película “Nausicaä del Valle del Viento” (“Kaze no tani no Nausicaä”, 1984) de Hayao Miyazaki (de quien pronto se convertiría en colaborador de sus siguientes producciones) que su nombre se ganaría un lugar entre los compositores más importantes de Oriente. Desde la década de los ochenta se ha involucrado en diversidad de proyectos, como ambientar tanto películas, videojuegos, y programas de televisión. Incluso ha hecho su parte como director de cine con “Quartet” (2001), que si bien no tuvo la acogida esperada (tanto dentro como fuera de Japón), la banda sonora fue muy bien recibida.
En el 2008 Hisaishi fue el encargado de componer la música del film “Okuribito” (“Final de partida”, en Argentina) de Yōjirō Takita, ganador del Oscar en la categoría de “Mejor película extranjera”. Un año después el gobierno de su país lo homenajearía otorgándole la medalla de honor por haber contribuido a las artes de Japón.
Desde entonces, se ha dedicado –como acostumbra– a involucrarse en una gran variedad de proyectos, tanto dirigiendo una orquesta como ambientando los escenarios de un próximo videojuego, y a ser homenajeado en vida, después de todo el único reconocimiento indiscutible.
