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El escritor japonés Akutagawa Ryunosuke en el año 1926. Photo under WikiCommons. Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Akutagawa_Ryunosuke_photo.jpg

Espacio literario: vida y obra del escritor Ryunosuke Akutagawa

Ryunosuke Akutagawa fue un escritor japonés considerado el padre del cuento de dicho país. Ejecutor de una obra brillante y prolífica, no obstante hay en su historia algunas páginas que se ven empañadas por el infortunio y el tormento.

Esto se explica en gran medida por la situación vivida con su madre, quien padecía de una psicosis. Ryunosuke vivía el constante tormento de temer volverse loco, y terminar como ella.

Muchos críticos, al hablar de este conflicto personal del escritor, decían que él había sido mártir de una herencia genética.

Nació en Kyobashi-ku, Tokio, el 1 de marzo de 1892. Al morir su madre, pasó a vivir bajo el cuidado de sus tíos. Tuvo que padecer una desafortunada relación con su tía, quien lo hostigaba permanentemente diciéndole que él iba a terminar igual que su madre, sembrando en el joven Ryunosuke el terror de contraer alguna enfermedad mental.

A pesar de todas estas contrariedades, se inscribe en el Departamento de Literatura Inglesa de la Universidad de Tokio. Su carrera como escritor se desarrolla entre los años 1914, en el inicio de la Gran Guerra, y el año 1927.

Akutagawa introdujo el modernismo literario en Japón, sin renunciar ni ir en desmedro de las tradiciones.

Jorge Luis Borges, quien prologó algunas de sus obras, opinaba que la obra de este autor japonés, evidenciaba por momentos cierta tristeza reprimida, exaltaba lo visual y tenía algunos toques de extravagancia y horror, siempre valiéndose de un estilo límpido.

Podemos hallar puntos de alto valor literario en obras como “Vejez”, ”La narìz”, ”Flores de la noche”, el célebre “Rashomon”, “Vida de  un idiota”, “Kappa” y “El mago”.

Pero desafortunadamente su brillante carrera no iba en consonancia con su vida personal. Especialmente a lo largo de sus últimos seis meses de vida, en los que sufriría de alucinaciones y manías persecutorias. Sostenía que era movido por una fuerza o ser superior que controlaba su voluntad, llegando al punto en que se ocultó del mundo y de la vida diaria, tan sólo animándose a salir por las noches. Por estas dolencias, por prescripción médica le fue suministrado opio.

Sus tormentos lo condujeron ya a un callejón sin salida y tomó la decisión de acabar con su vida. La última noche antes de su suicidio, terminó de escribir “El hombre del oeste”, un ensayo sobre un Cristo Poeta.

Así, le escribe una carta a un viejo amigo detallando su plan. Decía que no quería morir ahogado porque era un excelente nadador, tampoco quería el ahorcamiento. Por haber leído mucho sobre farmacología, se inclina por esta última vía, la de ingerir una sustancia letal, que en su caso fue una fuerte dosis de Veronal, al tiempo en que tenía una Biblia en sus manos.

Dejó por escrito su explicación de que se quitaba la vida porque “sentía una vaga inquietud sobre mi futuro”. Este luctuoso hecho ocurrió en 1927.

Una vida entre luces y sombras con un trágico final. Nos queda del Maestro Akutagawa el inconmensurable valor de su legado literario y humano.

Por Juan Roberto Parro

Juan Parro, autor de la nota.

JUAN ROBERTO PARRO nació en Buenos Aires en 1965. Es Técnico en comunicación social, periodista y escritor.

Es autor de dos libros de poesía, “Esmaltes en fuga” y “El acecho de tu nombre”. Colaboró con medios literarios del país y del exterior.

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