Luego de presentarnos el Peace Boat y comentarnos la aventura del abordaje, finalmente Mónica Kogiso se encuentra a bordo como invitada para hablar sobre los nikkeis de Latinoamérica.
Dejamos atrás Buenos Aires y amanecimos cerca del puerto de Montevideo. Era la 4ª vez que el Peace Boat visitaba Uruguay. Un barco piloto guió al “Ocean Dream” para atracar en el muelle. Al piloto de este barco se los llama “mizusaki annai nin” en japonés.
Tomando esa idea, los conferencistas que viajan a bordo de este barco se los denomina de esa manera. Periodistas, artistas, activistas, académicos se trasforman en educadores para compartir, guiar, inspirar y pensar en forma más profunda diferentes aspectos sobre temas relacionado a la paz, ecología, derechos humanos, etc. Personalidades como Rigoberta Menchu, Premio Nobel de la Paz y activista por los derechos de los indígenas de Guatemala y América Latina fueron invitados como educadores. Es así que cada viaje global de Peace Boat es único y diferente por la atmósfera que crean estas personas y por supuesto, los mismos participantes.
Mientras navegábamos lentamente, el mizusaki annai nin o “mizuan” (en forma abreviada), Yutaka Yoshii, fotógrafo japonés, coordinador y organizador de la “Exhibición del Imperio Incaico” en el Museo Nacional de Ciencias en Tokyo y en diferentes ciudades de Japón, presentó la civilización incaica a los japoneses quienes lo escucharon atentamente en cada una de sus conferencias.
Los participantes (pasajeros) del barco también tuvieron la posibilidad de deleitarse con una serie de conciertos del artista japonés Ryuhei Kobayashi, uno de los cinco guitarristas del mundo que toca la guitarra de 8 cuerdas. Kobayashi quien reside en Ecuador conquistó el corazón de los presentes con su saludo peculiar “Chanpyu” y realizó un taller de guitarra.
Roberto Fernández, cineasta argentino radicado en Brasil, quien viajó el tramo Río de Janeiro-Ushuaia, retrató a los “hibakusha”, víctimas y sobrevivientes de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki que viven en Brasil en un documental; además de presentar su película, dio una serie de charlas relacionadas al tema nuclear.
De esta manera a través de estos educadores, los participantes tienen la oportunidad de conocer a bordo sobre diferentes culturas y realidades, tener contacto con destacadas personalidades y artistas y sobre todo la posibilidad de reflexionar en un ambiente único que se crea a partir de todos los que viajan a bordo.
Quien escribe fue una de las mizuan e introdujo a los participantes, en su mayoría, japoneses, sobre la inmigración japonesa en Sudamérica ya que visitan varios países con presencia de inmigrantes de esta nacionalidad en este continente. Fue una buena oportunidad para hablar como hija de inmigrante japonés y mostrar las diferentes realidades de las comunidades nikkeis, sus logros como así también los retos que nos depara en el futuro.
Si bien el idioma que se utiliza dentro del barco es el japonés, las conferencias se realizan en inglés, español o japonés y se traducen en forma simultánea. Tuve un equipo de coordinadores de comunicación, como los llaman en el barco, muy eficientes que desde que me embarqué estuvieron conmigo trabajando a diario para traducir mis presentaciones. Estos jóvenes que dominan como mínimo 2 idiomas son intérpretes no sólo en el barco sino también en los puertos y participan activamente en las actividades enlazando a los participantes con los educadores para crear un marco ideal rompiendo las barreras de la edad y del prejuicio.
Una vez a bordo comprendí el rol importante que cumple un mizuan, pues no sólo guían sino que alumbran el camino que recorre el “Barco de la Paz” para llegar a buen puerto.
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de portada: Una charla entre Yoshii san (japonés residente en Lima) y Mónica Kogiso sobre los nikkeis.