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Entrevista a Hiroshi Ishikawa, el director que le dio voz a la sutileza

Hiroshi Ishikawa (石川寛) es un director de cine japonés que nació el 18 de mayo de 1963 en Ōdate, dentro de la prefectura de Akita. Con un estilo contemplativo, armonioso y sensible, su cine atravesó e interpeló al Japón del siglo XXI. Le dio, también, una identidad estética y narrativa que regresó al corazón de la esencia cinematográfica nipona, evocando pequeños retazos del mejor Ozu, y dejando entrever una voz propia capaz de entender los modos, las voces, los silencios y las emociones, de una sociedad asfixiándose en sí misma en sus ansias de globalización y complejidad cultural. Para Ishikawa es el origen sutil y la deconstrucción de la belleza más efímera aquello que les brinda calidez a las personas en sus soledades, sus búsquedas, sus sueños y sus problemas.

Siendo director de cintas como Tokyo.Sora (2002) en la que seguimos a seis mujeres y sus vidas dentro de la Tokio de principio de siglo, Su-ki-da (2005), o cómo va transformándose el vínculo primeramente amoroso entre dos personas desde la juventud hasta la adultez, y Petal Dance (2013), donde dos amigas, junto con una chica que apenas conocen, viajan a ver a una compañera que acaba de intentar suicidarse. Sus películas son una vía para entender cómo funcionan las artes japonesas dentro del alma de alguien que las cuida y externaliza con tanta sabiduría y maestría, pero también una reflexión sobre la alienación, el vacío y cómo construir después del dolor.

Desde Alternativa Nikkei pudimos contactarlo por mail, y accedió a brindarnos una pequeña entrevista escrita. En la misma descubrimos sus influencias y perspectivas, su encuentro con Argentina, sus reflexiones sobre sus obras y una mirada de cara al futuro. El director estaba realmente emocionado por poder llegar a un público en el otro lado del mundo, por ello esperamos que este intercambio sirva para que más gente pueda animarse a descubrir su cine. Quizás un cine oculto, pero con matices de una idiosincrasia japonesa fascinante.

Sin más, los dejamos con la entrevista:

Desde ya muchas gracias por su tiempo e interés por acercarse a la audiencia argentina: ¿Conocía previamente algo sobre el país? ¿Qué siente al ver que su cine es capaz de llegar e interpelar las sensibilidades existentes en la otra punta del mundo, con otras culturas y realidades?

Lo primero que me vino a la mente fue el sonido del bandoneón. Dos personas bailando el tango, moviéndose al ritmo de la música. Un hombre mirando las Cataratas del Iguazú. Estas son la música y los paisajes de Argentina representados en la película Happy Together dirigida por Wong Kar-wai.
Desde el momento en que hice mi primera película, pensé que con subtítulos podría llegar a personas de todo el mundo. Escuchar que la película que hice ha tocado las sensibilidades de personas al otro lado del mundo me ha dado un renovado sentido de alegría al hacer cine.

Abarcando un ámbito más personal sobre su formación como cineasta: ¿Qué influencias autorales lo llevaron a querer realizar películas? ¿Hay alguna cinta o director que lo haya marcado particularmente?

Creo que comenzó con El Padrino y El Gran Escape que vi en la televisión cuando estaba en la escuela primaria. Comencé a trabajar en una productora de publicidad (dirigiendo comerciales de televisión) a los 27 años, y veía películas de manera voraz para aprender a dirigir. Las películas que me influenciaron en ese momento fueron Paisaje en la niebla de Theo Angelopoulos, Faces de John Cassavetes y Un día de verano de Edward Yang. Las películas que tuvieron un gran impacto en mí fueron las películas independientes hechas por autores. También quería hacer películas en un ambiente donde pudiera hacer cine como autor. Después de comenzar a hacer películas, me impresionó profundamente La historia del último crisantemo de Kenji Mizoguchi. Esta película resolvió la difícil tarea de cómo retratar la verdad de las personas en un nivel muy alto. Y fue hecha en 1939.

Metiéndonos un poco más de lleno en su filmografía, es inevitable hablar de Tokyo.Sora (2002). Aquí hace uso del urbanismo para plantear una estética que convierte a la ciudad en un personaje más. Los sueños y la cotidianidad de estas mujeres que la habitan chocan con la inminente soledad alienante, convirtiendo sus deseos de vinculación e individualidad en una realidad de desconexión y búsqueda de cierta identidad. Para usted ¿Hay esperanza en medio de ese vacío? ¿Son, a lo mejor, esas pequeñeces del día a día y su belleza la que nos salvarán de esa despersonalización cuando la masificación nos asfixie del todo?

Empecé a vivir solo en Tokio desde que entré a la universidad. Sentí que el único trabajo al que podría dedicar mi vida era en Tokio. Abandoné la universidad y, tras varios giros, terminé trabajando como director comercial. En Tokyo.Sora, quería retratar la dolorosa realidad de alguien que vive solo en Tokio, con la esperanza de lograr algo. Decidí retratar esa realidad como «la historia de seis chicas viviendo solas en Tokio». Creo que elegí a una mujer como protagonista porque fue una mujer la que señaló algo importante en mi vida. Una persona solitaria que vive con la flexible fortaleza de una mujer y una debilidad que la hace temblar en la dura realidad de Tokio. Sentí que, al conectarse con otra persona, esa persona solitaria podría alcanzar un rayo de esperanza.

La idea de seis mujeres luchando por encontrar su lugar en el mundo es realmente evocadora, su cámara nos hace cómplices de una manera muy humana, sentimos lo que ellas sienten y nos volvemos parte de sus luchas por salir adelante. Director Ishikawa ¿Cómo nace la historia de la película? Y más que nada ¿Cuál es su intencionalidad respecto a los planos, los colores fríos y la música ambiental y tenue al momento de crear su sello cinematográfico?

                                                                       Tokyo.Sora (2002)

Escribí las ideas fragmentarias que se me ocurrían en un cuaderno. Eran sobre qué tipo de chica era, qué pasaría y cómo se sentiría con lo que estaba sucediendo. Organicé mis pensamientos escribiendo en un cuaderno solo las cosas con las que pudiera relacionar sus sentimientos. Si el sentido de vida de cada persona es como un punto, entonces el momento en que esos puntos se conectan para formar una línea también es uno de los sentimientos de vivir en la ciudad de Tokio. Escribí en mi cuaderno hasta que pude imaginar cada punto como un punto de contacto, lo que llevó a varias líneas que los conectaban. Eso se convirtió en la historia que quería retratar.
¿Qué es lo que solo esta película puede retratar? Pensé que podría ser algo como «un vago sentimiento de ansiedad sin un futuro claro». Para que todos los actores sintieran eso, elegí no escribirlo en el guion. Esto es para «no mostrar el futuro» a los actores. Ellos se encuentran y hablan con alguien sin saber la historia que les ha sucedido, y sienten emociones que solo pueden sentirse en ese momento. Me dediqué a crear un ambiente de rodaje que preservara eso. Cuando se encuentran con alguien por primera vez en la película, se encuentran con esa persona por primera vez mientras las cámaras están grabando. Las palabras que deben decirse en esa escena se les entregan solo justo antes de filmar. Al hacerlo, se crean las emociones de escuchar esas palabras por primera vez. Quería cuidar esas cosas, por lo que creé un ambiente así.

Creo que los colores fríos son los colores del cielo, las nubes y las calles de la ciudad de Odate, en la prefectura de Akita, en la región de Tohoku, donde pasé mis años más sensibles (de 12 a 14 años). Quería dejar esos colores en la película, así que ajusté los colores en la postproducción. Hay un término en fotografía llamado «temperatura del color», y esto puede ser lo que yo pienso como la «temperatura del color de la soledad». Fue una época en la que sentí la riqueza de conectar con las personas y el dolor de la separación. Creo que por eso elegí ese color. La música añade profundidad y dimensión a las emociones representadas en la escena. Puede delinear más claramente las emociones que se transmiten al espectador. Hice que la compositora Yoko Kanno viera el metraje editado sin efectos, y ella sugirió: «Si estas seis mujeres son como quieres contar ¿Tal vez la música sea como atarlas con un hilo delgado?» Pensé que eso era hermoso.

Creo que es imposible tener una lectura más profunda sobre Petal Dance (2013) sin antes comprender un poco de su esencia atmosférica y no verbal. Existe algo muy sutil y poético a lo largo de todo el film que nos remite a un minimalismo cercano al que maquetaba Yasujirō Ozu en su cine, allí como aquí son los gestos y los diálogos cortos los que componen una identidad que acompaña a sus protagonistas. Por ello le consulto: ¿Cómo se crea un mundo tan íntimo, implícito y complejo que retrate y reflexione sobre la realidad de una manera tan humana y visible? ¿Son las personas, de algún modo y como dice uno de los personajes, como ese viento que existe en su invisibilidad y moldea su entorno?

Esta película, mi tercera, se construyó en torno al título «Petal Dance». En Japón, las flores de cerezo son las más populares, pero nadie puede ver las flores caídas. Sin embargo, la vista de los pétalos dispersos en la carretera bailando en el viento es hermosa. Es una belleza que aligera un poco la tristeza. Esperaba que esa belleza fugaz fuera transmitida a los espectadores. Escribí un guion para esa historia. Hice que los actores leyeran el guion y luego olvidaran sus líneas. Luego, justo antes de filmar, les di una carta en la que escribí sobre lo que quería que sintieran en esa escena, y algunos fragmentos de las palabras que quería que transmitieran. Si era una escena con cuatro personas, escribí una carta diferente para cada persona. Ellos leyeron las cartas y trajeron sus propios sentimientos a la escena, y luego filmamos la escena. Las palabras que la otra persona decía se escuchaban por primera vez ahí, por lo que la reacción y las emociones a esas palabras venían de un lugar cercano al núcleo de la humanidad de la persona. Creí en eso y lo dejé a la sensibilidad de los actores. Creo que porque las palabras transmitían el sentimiento hacia la otra persona, aunque fueran breves, lograron tocar el corazón. Pensé que esta era una forma de preservar la delicada amabilidad que tienen las personas, así que lo hice de esa manera.

                                                                    Petal Dance (2013)

Yendo más hacia la temática de la película, me gustaría consultarle sobre su interés en abordar una cuestión tan delicada como el suicidio de una forma tan plena y autoconsciente. Japón es uno de los países con una de las tasas de suicidios más altas del mundo, sin embargo, pocas veces el tópico es abordado centrándose en sus vestigios, de qué manera afecta a los vínculos cercanos y cómo se afronta el devenir cuando el hecho no sucede ¿Cuál es su visión sobre esta realidad social que pone en evidencia a determinadas estructuras arraigadas sobre presiones y expectativas? De algún modo, la cinta funciona como una especie de limbo en el que los sentimientos alrededor de esto afloran y se entienden en el silencio ¿Cree que la sociedad japonesa precisa darle visibilidad a estas cuestiones, que quizás son un poco más tabú, para que las personas dejen de ser vistas como estadísticas y comiencen a ser entendidas como seres sintientes?

Realmente no puedo explicar por qué elegí el tema del suicidio.
«Tal vez ella saltó al mar por su propia voluntad,» «Por eso voy a verla,» «Puede que no pueda hacer nada. No tendré nada inteligente que decir, pero de todas maneras iré a verla.» Quería hacer una road movie sobre personas que eligieron actuar de esta manera. Pensé que retratar a esas personas sería un viaje para descubrir qué es la verdadera amabilidad. Pensé que, al retratar sus luchas página tras página, tal vez podría obtener una respuesta vaga sobre por qué elegí un tema tan delicado.

El suicidio es un tema social tan serio en Japón que rara vez se discute, pero lo vemos en el espacio especial de un cine, donde compartimos el mismo tiempo en una pantalla grande. Creo que este es un desafío que la forma de expresión del cine debe asumir. También creo que, al elegir un desafío, debe ser retratado de manera delicada y cuidadosa.

Por otro lado, en dos de sus cintas y en un cortometraje las protagonistas son mujeres. Sus personajes son complejos y acompañan la narrativa simbólica de la película de una manera sumamente interesante. En ese sentido, para usted ¿Explorar y visibilizar las realidades y las voces de estas mujeres es también darle una identidad que muchas veces la sociedad japonesa les ha negado? ¿Cómo cree que es la realidad de la mujer en Japón? ¿Algo ha cambiado con el tiempo?

Desde que era niño, sentí que podía decir mis verdaderos sentimientos a mis amigas. Incluso si no podía decirles lo que realmente sentía (por ejemplo, «Te amo»). Cuando estoy con una mujer, el tiempo que pasamos juntos se siente más valioso. Lo siento aún más ahora que he crecido y empecé a beber alcohol. Creo que la razón por la que las protagonistas de mis trabajos audiovisuales (CMs, películas) son mujeres es por estas experiencias. En cuanto a las dificultades de la vida, creo que las mujeres son más propensas a enfrentarlas que los hombres. Respeto y admiro a las mujeres que continúan caminando hacia adelante con una actitud resuelta a pesar de esto. Esta es la imagen de la mujer que quiero retratar de manera positiva. La realidad de las mujeres japonesas está cambiando constantemente. Creo que las películas deberían dejar algo como la verdad de un tiempo determinado sobre esa realidad cambiante.

Siguiendo un poco la línea de la pregunta anterior, ha trabajado con grandes actrices como Aoi Miyazaki o Sakura Andō y con la compositora Yoko Kanno ¿Cuál fue su experiencia trabajando con ellas? ¿Tiene, quizás, alguna anécdota para contar?

Ellas me animan. Pueden retratar la expresividad del cine de manera profunda y elevada. Su forma de vivir es brillante y genial. A veces, cada una de sus elecciones decide la dirección que debe tomar la película. Siento que estoy haciendo mi película junto con esas mujeres. Siento un gran significado en poder dejar sus expresiones en forma de película.
No creo que sea correcto contar cada anécdota aquí, lo siento, pero hay muchas cosas que prefiero guardar para mí mismo.

En cuanto al cine japonés moderno: ¿Qué opinión le merece? ¿Tiene algún film o autor que lo haya sorprendido recientemente?

Siento que hay algunas películas japonesas que tienen una grandeza que perdurará durante mucho tiempo. Sentí que «Wheel of Fortune and Fantasy» de Ryusuke Hamaguchi y «All the Long Nights» de Sho Miyake representaron un paso hacia adelante sobre lo que el cine japonés moderno tiene para ofrecer.

Por último, quisiera preguntarle sobre su próxima película: ¿Tiene algún proyecto en mente del que tal vez podamos saber pronto?

Actualmente estoy preparándome para hacer mi próxima película. Pasará un tiempo antes de que pueda revelar los detalles, pero estoy haciendo preparativos para entregar una buena película. Espero que algún día llegue a la gente de Argentina. Por favor, esperen por ella.

Por Fran Parisi
Imágenes: Tower Records


Sobre Fran Parisi                                                             

Nacido en 1997. Actualmente se encuentra estudiando la Tecnicatura Superior en Lengua y Cultura Japonesa en el Instituto Nichia Gakuin. Amante del cine asiático, y en particular del cine japonés, al cuál se acercó mediante las películas de Naomi Kawase y Yasujirō Ozu. Su interés por Japón nace desde pequeño gracias al anime y el manga, lo que sumado a su gusto por la lectura y escritura lo llevaron a querer escribir sobre ello. Algunos de sus directores japoneses preferidos son Kinuyo Tanaka, Hiroshi Shimizu y Naoko Ogigami.

Acerca de victoria nakazato


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