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La Luz en las Cenizas: Danza Butoh con Gustavo Collini-Sartor

«El arte de danzar se realiza conectando nuestras emociones o sentimientos con el uso completo de nuestro cuerpo, demostrando gestos finos, armónicos y organizados. Las expresiones independientemente del arte a representar, activan nuestro niño interior, muchas veces abandonado y poco valorado metafóricamente por la actual sociedad consumista, siendo mediado por la danza para finalmente trasformar ese contexto onírico prohibido en algo visualmente palpable». Concepto butoh del gran maestro, bailarín y actor, Gustavo Collini Sartor.

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Gustavo Collini-Sartor.

Gustavo Collini- Sartor es escenógrafo en la Universidad del Salvador, terminó una exitosa carrera de dirección teatral,  y quedó bajo el estupor provocado en la muestra artística del teatro San Martín de Buenos Aires por el bailarín Kazuo Ohno, en el año 1987 , donde encontró una motivación para seguir la estética de una danza tan pura y emocional como es el butoh. Este arte influyó hasta el día de hoy en su vida social, espiritual, cultural y profesional.

Así nos recibe con gran cordialidad e ímpetu cultural en su hogar, en una entrevista exclusiva para Alternativa Nikkei.

Nos podría explicar primeramente, ¿qué es la danza Butoh?

Esta danza en realidad nace en Japón a finales de la segunda guerra mundial, como base argumental de las consecuencias en las caídas de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Fue una especie de manifiesto contra la actitud americana, los problemas sociales y educacionales de la época, además de la vaga identidad que acechaba el país oriental. La idea fue proporcionada por un grupo de artistas escénicos liderados por el destacado coreógrafo, Tatsumi Hijikata, quienes ya manejaban de lleno contextos artísticos por composiciones en el denominado teatro»Noh».

Fue nombrada en sus inicios como la danza de la oscuridad o danza de las tinieblas – Ankoku Buyō -, no por una idea macabra a exponer, sino por clarificar ideologías muchas veces opacadas desde un punto artístico-poético.

Influenciada a la vez por el dadaísmo o el cubismo en su arte, nunca olvidando la ventaja de adoptar un montón de disciplinas sabiendo descifrar lo sórdido, el cual a su vez debe contener grados de resiliencia.

¿Como sale a la luz algo tan bizarro para la época?

El primer encuentro con el público que se realizó en butoh fue en el «Festival de Danza de Tokyo» del año 1959, a cargo de la dirección del señor Hijikata, quien obtiene los derechos de la reconocida novela «Colores Prohibidos» («Kinjiki», del dramaturgo Yukio Mishima). Es una novela con una narrativa a favor de la libertad homosexual y el desprecio irradiado a las mujeres, finalizando además con una muerte brutal de gallos en escena, hecho que fue la guinda del pastel para que el público abucheara con grandes ánimos, llevando finalmente a la expulsión del festival a todos los artistas y censurando por un largo período la obra adjudicada. Ese es el primer paso del butoh al mundo.

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Escena de «Colores Prohibidos». Gentileza de Gustavo Collini.

La posterior reunión de Tatsumi Hijikata con el padre de Yoshito Ohno, su aprendiz, el profesor de educación fisica, Kazuo Ohno, quien desde tiempos inmmemoriales practicaba danza contemporánea por inercia, logró dar un enfoque a un nuevo destino en la danza de la oscuridad.

¿Qué nace de la unión de grandes incursionistas como Tatsumi y Kazuo?

Hijikata decide trabajar y perfeccionar partes de la técnica realizada por el señor Kazuo Ohno y lo invita a crear una puesta en escena admirando a la Argentina (Aruzenchin Sho). Kazuo Ohno, quien ya admiraba a la gran bailarina y embajadora del flamenco a nivel mundial, la argentina Antonia Mercé, adaptó la forma de realizar un homenaje a esta musa inspiradora de su arte y personalidad escénica.

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El bailarín, Kazuo Ohno, en la obra «Admirando la Argentina». Gentileza de Gustavo Collini.

El evento fue brindado en el festival francés «Nancy» a principios de los años 80, bajo la compañía artística «Sankai Juku» con la presencia principal de Kazuo Ohno, ahora siendo él embajador del arte butoh.

El público conmueve ante la presencia de un anciano con una vitalidad increíble, quien de golpe era un niño, luego una mujer, para pasar a ser un hombre, luego una prostituta o un vagabundo, algo andrógeno sin lugar a dudas. Es decir, el butoh en la propuesta de Ohno expone las emociones más profundas que un ser humano puede encauzar. Emociones muy familiares y llevaderas en el mundo occidental.

¿Japón reconoce este arte entre su gama artística?

Si bien el butoh no fue apreciado totalmente en el país oriental porque no se expuso correctamente y lo suficiente, ganó un paso importante en acaparar un público en occidente. Japón, con el paso de los años , reconoce este éxito redundante en el extranjero y lo toma para hacer hincapié en la esencia influencial del butoh a base de las danzas milenarias como el «Kabuki» o el «Noh», proclamando la nueva danza como parte de las actuales  artes contemporáneas.

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Yoshito Ohno. Gentileza de Gustavo Collini.

PLANO ÍNTIMO DE COLLIN-SARTOR

Cuando acabé mis etapas de aprendizajes en Argentina, empecé a mediar la forma de poder adquirir el conocimiento puro de los grandes maestros como Jerzei Grotowski y Kazuo Ohno. Posterior al asombro y la sensación conmovedora que tuve en mi inconsciente, el cual me dejó Ohno en su muestra en el año 1987, decidí entonces introducirme en esta novedosa estética, incluso sin saber de lleno qué era la danza butoh. Me guié sólo con la premisa que disponía el conocimiento de mi madrina artística, Ellen Stewart.

Junté dinero y me trasladé a Europa para perfeccionarme previamente, ya que Japón para mí y toda la Argentina era el otro lado del mundo. Estar en el viejo continente consolidó que conformara parte del primer grupo del teatro-escuela llamado «De La Immagine», enseñanzas que se basaban en la cualidad de actores desde cero, donde incorporaba enseñanzas previas de Grotowski, aunque bajo un secreto a voces, ya que aún era un aprendiz.

Posteriormente se dio la casualidad de que el maestro Kazuo Ohno viajara cada dos años a Europa a hacer una travesía por más de 40 países y justamente yo había adquirido una casa rodante, por lo que decidí bajo autorización a seguir los pasos de Ohno, haciendo paradas en las explanadas traseras de los hoteles que pertenecían a los teatros que él incursionaba.

Recuerdo que Ohno todas las mañanas me supervisaba y además me instruía sobre técnicas que apreciaba en las rutas que tomaba desde el mismo Japón. Así fue antes de decidir tomar el primero de mis seis viajes a las tierras del sol naciente.

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El maestro Kazuo Ohno (Izquierda) junto a Gustavo Collini Sartor (Derecha).

Una vez en Japón, me enfrenté a una gran dificultad: la lengua. Si no podía comunicarme, la rica cultura y la filosofía de las enseñanzas llegaban un poco débiles y confusas. Sin embargo, insistí y trabaje duro para llegar a donde yo soñaba. A veces pensaba en las frases dictadas por el maestro Kazuo Ohno:

«El deber de ir a Japón debe ser con el propósito de aprender in situ, o sea saber en carne y hueso la técnica de la danza, si no es así, es como no terminar el camino que haz iniciado en el arte»

Las miles de experiencias buenas y malas que tuve que absorber en estos viajes – que duraban alrededor de cuatro o cinco meses – son de una u otra manera únicas e inolvidables. Recuerdo que insertarme en la cultura nipona fue un choque enorme al comienzo. Los sonidos y las imágenes de la sociedad eran cada vez más asombrosos, incluso recuerdo que a veces veía muy pocos occidentales, lo que me dejaba realmente desequilibrado.

Un día me dije, «Hey, qué pasa». Claro, allí comprendí que mi verdadero propósito no era insertarme en el diario vivir japonés, sino que estaba de paso para desarrollar mi arte con esa mirada inicial japonesa. Sinceramente, meditar eso fue lo que me salvo de la locura (- ríe -).

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Gustavo Collini en vías a sus enseñanzas profundas de butoh.

Al poco tiempo, logré reunir a 15 traductoras japonesas, a las que comenté sobre mi objetivo en mi estadía en Japón, además del proyecto de instruirme con el maestro Ohno. Para mi suerte aceptaron y aunque el trabajo era ad honorem, pude concretar fácilmente entrevistas, ayudarme en las clases e infinidad de tratos sociales.

Tengo el concepto de que la enseñanza oral además de tener un código propio, que es la lengua, también transmite una filosofía mental directa. Les debo mucho a cada una de las traductoras, quienes de manera rotativa hacían reales mis sueños (emocionado).

BUTOH EN LA ARGENTINA Y EL MUNDO

El maestro Gustavo Collini-Sartor nos comentó sobre el espectáculo butoh del año 1987 en la Argentina, el cual dice que fue un furor para todos los medios locales y los críticos del arte. Recuerda cómo el periódico «Clarín» y la «Nación» expusieron en primera plana a este anciano que asombraba más allá de su edad en el escenario -porque Kazuo Ohno bailó hasta los 90 años y vivió hasta los 104-. Además, marcó la apreciación de valores en el alma, cosa que el hombre actual había perdido, y estaban descifrados en esta danza. Desde este momento la curiosidad no sólo fue para el maestro Collini, sino para miles de artistas argentinos.

Recién a finales de los años 90 comienza un movimiento más fuerte en Argentina y se dice que uno de los pioneros que trajo nuevamente el arte butoh al país, fue Gustavo Collini, quien luego de aprender por 15 años ininterrumpidos tomó la siguiente misión:

«Mi maestro, Kazuo Ohno, una vez terminadas mis enseñanzas y en vías de autorización para que yo realice clases, me solicitó que no instruyera como él lo había hecho conmigo, sino que debía traducir estas posturas y derivarlas en relación a mi cultura. Desde allí trabajé en la fusión de folclore o tango en el butoh y aunque sinceramente no me agradan ninguna de las dos, me decidí por hacer Tango-Butoh, rama que además encantaba a miles de japoneses y en especial a mi maestro Ohno» (Gustavo Collini).

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El butoh, para el maestro Collini, se compone de dos períodos. El primero de la mano del coreógrafo Hijikata, en donde nace la era de esta danza de una manera más artesanal y arriesgada. La segunda bajo la retención cultural de este arte a manos del mundo occidental con una mirada más global.

Algunos pudieron solidificar ese puente entre el butoh «moderno» y el de la esencia inicial nipona. Por otra parte, algunos incorporaron el contexto social, político o antropológico destinado a remarcar lo salvaje y primitivo del hombre en diversos países del mundo, mezclado con la cultura local.

«Como exponentes del arte butoh no debemos quedarnos con la esencia, sino con lo puro, evitando la resistencia a no contener un maestro, ya que él o los mentores son muy importantes para descifrar la sabiduría que no está escrita, es decir lo mágico de no comprender dónde parte y termina nuestra enseñanza» (Gustavo Collini-Sartor).

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Gustavo Collini y la actriz; Susana Cortinez, en la puesta «Tango Butoh».

EL BUTOH DEL MAESTRO COLLINI-SARTOR

¿Nos podría comentar parte de su propia trayectoria artística en el butoh?

CINE

Mi pasión desde los nueve años fue la afición cinematográfica. La aprendí, y una vez inmerso en este hermoso arte de danzar, me sumergí en la dirección de películas en donde el butoh era el foco inicial. Debuté en Europa con «Ciudad Invisible» del italiano Pietro Silvestrí, donde se expone la divina comedia del dante, además de temas considerados muchas veces tabúes como el purgatorio, el infierno y posterior anhelado paraíso. El rodaje se llevó a cabo en pleno centro de Buenos Aires en las cúpulas de la avenida Mayo, hermoso lugar por la arquitectura que ayuda a las escenas.

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Actriz María Vaner y Butoka; Gustavo Collini en el rodaje de «Ciudad Invisible».

Actualmente estoy trabajando en conjunto al premiado guionista de cine y televisión, Gustavo Belatti, en la película «Oídos Sordos«, buscando representar la comunicación audiovisual bajo la estética butoh, trabajo de gran alcance mundial, ya que será rodada a comienzos en Madrid y finalizará en la Argentina.

TEATRO

Al traer unos cuentos del Japón de antaño, los cuales recuerdo escuchar que mi maestro Kazuo los leía de adolescente, busqué la manera de fusionarlos uniéndolos en una emotiva y única historia, esto con ayuda del dramaturgo argentino, Ronny Keselman. La narrativa estuvo a cargo de la destacada actriz Claudia Lapacó, adentrando en las anécdotas que se juegan en los sentimientos de los personajes en Cuentos en fusión «Espejismo Shinkiro».

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Gustavo Collini-Sartor y la actriz Claudia Lapacó.

DANZA

«Ciudad Off» es una lectura vanguardista, física y actoral. Es la historia de un hombre, Eros, para el cual su ciudad desaparece poco a poco a medida que éste se acerca más a sí mismo, se descubre y permeabiliza. El personaje nace y muere una y otra vez en busca de su forma más poética y primaria.

Espectáculo donde se une el cine, el teatro físico, la danza butoh y la música, conformando una experiencia única sobre la poesía de la vida y su devenir en una belleza casi irreal.

¿Y ahora, que proyectos tiene en mente?

TALLERES

Aparte de las clases que doy de manera regular, las que se basan de una enseñanza de 4 a 5 años, me encanta la postura de los workshop que realizo en diversas partes del mundo, donde se busca crear bases de colaboración e investigación mutua de artistas.

Este 2, 3 y 4 de diciembre próximo, haremos un nuevo retiro, específicamente en una isla de Tigre, en el Delta de Argentina. Oportunidad donde buscaremos en conjunto con los participantes, la conexión con la raíz de lo natural y sus sentidos. Serán jornadas intensivas que van desde la mañana, tarde y noche en donde se enseñan diversas artes, ya sea la danza, la comunicación, la instrucción marcial y la improvisación. Realmente una experiencia única que los invito a descubrir.

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Workshop liderado por el maestro Gustavo Collini-Sartor.

ORÍGENES ¿AMOR LÍQUIDO O AMOR SÓLIDO?  ESPECTÁCULO BUTOH  PARA ESTE 27 DE NOVIEMBRE

Este espectáculo-montaje narra la implicancia que existe entre lo real o virtual que enfrenta el amor, no sólo de parejas, sino un amor social conductual. El amor muchas veces juega el sucio papel de ser desconsolador, satisfaciendo necesidades propias y puntuales de un principio a fin. Entonces, ¿el amor es algo real ? La obra muestra la virtud de las emociones que realmente no se pueden retener y se escapan de nuestro ser hasta el olvido.

Es una obra dedicada al reconocimiento propio de los grandes del butoh, entre los cuales está mi maestro el señor Kazuo Ohno, Inda Ledesma, Jerzy Grotowski, entre muchos más. Contando además con un plantel de músicos, cineastas, actores, cantantes y reconocidos artistas marciales que le darán vida a la función.

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Equipo Butoh Art; Fotografía, Lorena Coka.

El espectáculo tendrá lugar en el Jardín Andaluz del Museo de Arte Español «Enquique Larreta», ubicado en el corazón de Belgrano, esté domingo 27 de noviembre a las 18:30 hrs. Bajo adhesión de la entrada del museo, la que tiene un costo total de $10.

«Butoh , miles de interpretaciones en dos silabas, Bu (enterrar los pies) y Toh (expandir los brazos para volar), en fin, un ideograma de vida» (Gustavo Collini-Sartor).

Acerca de Mario Guardia-Hino G.

Mario Guardia-Hino Galleguillos, descendiente japonés-español oriundo de la capital portuaria del norte grande de Chile, Antofagasta. Nacido en la provincia de Tocopilla que en lengua mapudungun significa "Vozarrón de Olas". Realizó sus estudios secundarios en el emblemático "Liceo de Hombres" de su ciudad, para posteriormente ser egresado con distinción de la carrera de Técnico Superior en Comunicaciones y Relaciones Públicas del Instituto Profesional AIEP (casa central de Santiago de Chile).Ha colaborado por 2 años consecutivos como parte de la directiva general de la "Agrupación Japonesa de Antofagasta", asumiendo el cargo de la dirección comunicacional. Desarrollo su lenguaje materno japonés con ayuda de familiares, amigos nikkeis y su madrina; Actualmente es instructor de nihongo en el icónico "Museo Regional de Antofagasta", siendo director y presidente de la destacada conglomeración que lleva a cargo denominada "Nihongo No Hino". Colaborador de la revista desde junio del 2016, con el papel de corresponsal en asuntos latinoamericanos.

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