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Ōmisoka: el fin de año en Japón

El 31 de diciembre todo el mundo celebra la víspera de Año Nuevo del calendario gregoriano. Japón lo adoptó en 1873 tras haber utilizado el calendario lunisolar en el cual el último día de cada mes se llamaba históricamente misoka (晦日). Originalmente “Miso” se escribía 三十que significa treinta haciendo referencia al día 30. El último día del duodécimo mes lunar se llama ōmisoka (大晦日), y el carácter 大indica que es el último día del mes de ese año, o el «gran trigésimo día».

El oshōgatsu お正月, o Año Nuevo, en Japón tiene también sus costumbres y prácticas únicas de la cultura nipona. Estas están relacionadas con la idea de engi 縁起 que podría traducirse como “suerte” o “auspicio”. Los japoneses buscan asegurar la buena fortuna del año entrante realizando ciertas actividades.

 

Osechi-ryōri, la comida típica de estas fiestas

El osechi-ryōri お節料理, una tradición que empezó en la Corte Imperial de la era Heian (794-1185), es el menú tradicional japonés lleno de buenos deseos para el Año Nuevo. Cada alimento tiene un simbolismo. Por ejemplo, la pasta de castañas y boniatos Kurikinton 栗きんとん, por su color dorado representa la buena fortuna; el Ebi 海老 son crustáceos como langostinos o langostas normalmente cocidos con sake y salsa de soja que representan la larga vida y longevidad, porque la forma del crustáceo recuerda la espalda encorvada de una persona mayor y las barbas de los crustáceos, las barbas de una larga vida; o Daidai 橙, la naranja amarga japonesa que hace referencia a la fertilidad, porque daidai también puede significar, con otros kanji, “de generación en generación”, así entre otros muchos platos.

 

 

Además, en la noche se consume el Toshikoshi Soba 年越しそば o el Toshikoshi Udon (年越しうどん. Esta costumbre se asocia con el consumo de fideos largos como la forma de «recibir el cambio de año». La tradición de comer estos fideos comenzó alrededor del período Edo (1603-1867), y existen varias tradiciones que sostienen que los fideos soba largos simbolizan una larga vida. La planta de trigo sarraceno puede sobrevivir a condiciones climáticas adversas durante su período de crecimiento, por lo que el soba representa fuerza y resistencia.

 

Decoraciones a la espera de los dioses

Las casas son adornadas con ciertos distintivos de la cultura para darle la bienvenida a los Toshigami年神 , los dioses del Año Nuevo. Los Kadomatsu 門松 (pinos de la puerta de entrada) son un adorno tradicional japonés de Año Nuevo colocado en parejas frente a las casas para recibir a los espíritus ancestrales o kami de la cosecha. Se colocan después de Navidad hasta el 7 de enero y se consideran viviendas temporales para los kami (dioses).

Podemos encontrar los Shimekazari 注連飾り, un adorno tradicional que hace recordar a las Shimenawa, enormes sogas con unos papeles blancos colgando que se pueden ver en muchos santuarios o elementos sagrados del sintoísmo que delimitan un espacio sagrado.

Por otro lado, se suelen poner Kagami Mochi 鏡餅. Este adorno está compuesto por dos mochi (pasteles de arroz) redondos, el menor puesto encima del mayor, y un daidai con una hoja pegada encima. Esta decoración empezó en la era Muromachi (1336-1573) donde los dos discos de mochi se ha dicho que simbolizan la ida y venida de los años, el corazón humano, el yin y el yang, o la luna y el sol; y como ya vimos anteriormente el daidai, cuyo nombre puede significar “generaciones’”, simboliza la continuación de una familia de generación en generación.

 

Ōsōji, la limpieza de fin de año

En muchas culturas la idea del comienzo de año trae consigo el dejar atrás lo malo del año anterior. Por ello, en Japón se realiza el ōsōji 大掃除, un limpieza exhaustiva que se lleva a cabo tanto en las casas como en las oficinas y las escuelas. Esta limpieza tan importante para quitar la “suciedad espiritual” se hace unos pocos días antes del 31 de diciembre. Se cree que está relacionada con el susuharai 煤払い, la limpieza tradicional de las instalaciones e instrumentos ceremoniales en los templos budistas y santuarios sintoístas al final del año. Se dice que esta tradición comenzó en el período Edo, y fue adoptándose paulatinamente en los hogares con el tiempo. Además de purificar el hogar antes del Año Nuevo, la limpieza de los trastos y la suciedad acumulada durante los últimos 12 meses es bienvenida por muchos como una forma de reflexionar sobre el año que ha transcurrido.

 

Hatsumōde, el primer rezo del año

El 1 de enero los japoneses visitan los santuarios shintoístas y templos budistas para realizar la primer plegaria del año. Algunos templos, apenas las agujas del reloj se posan en las 12 hs, se toca 108 veces una campana. A esto se le llama Joya no kane 除夜の鐘. El número 108 es considerado sagrado en el budismo y cada campanada hace que quienes la escuchen eliminen de su corazón los 108 defectos humanos, entre ellos el deseo, la posesión, la ira y la envidia.

Por su parte, en los santuarios se compran nuevos omamori (amuletos o talismanes) y se devuelven al templo los del año anterior para ser quemados. También se hace la prueba del toso (sake especial de año nuevo) y la compra del omikuji, una especie de oráculo que determina la suerte del nuevo año.

 

Fotos 📸: Irasutoya / International Press /Nippon.com
Prensa 🗞️: Nahuel Murru

 

Nahuel Murru es periodista recibido en 2015 en el Instituto Sudamericano para la Enseñanza de la Comunicación (ISEC). Estudia japonés desde 2012 y actualmente está cursando la Tecnicatura Superior en Cultura y Lengua Japonesa en el Instituto de Estudio Japoneses – Terciario Nichia Gakuin.

Acerca de victoria nakazato


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