El “Festival de las estrellas” es un evento tradicional que se celebra en Japón el siete de julio de cada año. Es uno de los cinco festivales estacionales anuales más importantes.
Tanabata, sus ideogramas
La palabra Tanabata en japonés puede escribirse con diversas combinaciones de caracteres/ideogramas, y esto podría estar asociado a las diferentes teorías que existen sobre el origen de esta festividad de antaño que provino de China. 「七夕」「棚機」「織女 」「棚幡」el primero contiene los caracteres de siete y noche; el segundo combina el de estante y telar, el tercero une al de tejer y al de mujer, en el cuatro aparece el de estante y una palabra budista pataka (banderola).
Origen
En la página de Jishu Jinja, un pequeño santuario dentro de Kiyomizu-dera, en Kioto, donde se venera a las deidades del amor y las relaciones personales, se detallan los orígenes de este evento, y las teorías que existen, cuándo esta leyenda penetró en Japón, cómo evolucionó y su celebración en nuestros días. También el escritor, crítico, periodista y folclorista de corazón, Lafcadio Hearn, escribió sobre el Festival de las estrellas en “El Romance de la Vía Láctea”.
Existen varias teorías acerca del origen: un ritual shintoísta Tanabata; la leyenda de Orihime y Hikoboshi; y la que provino de China penetrando en la época de Nara asociada a la festividades para pedir por las habilidades. La idílica época de Heian. Las tiras de cinco colores (tanzaku) y su asociación con los elementos naturales y de la sociedad en China.
Ritual de purificación y el telar Tanabata
La primera teoría asociada al segunda ideograma 「棚機」versa en torno a una ceremonia de purificación en el que unas doncellas ofrendaban kimono tejidos para pedir a las deidades por las buenas cosechas y evitar las calamidades y los infortunios. Al parecer una ellas fue elegida para tejer a las deidades, siendo el artefacto con que lo hacía el que fue denominado Tanabata.
“El llamado «Tanabata» es una antigua ceremonia de purificación de Japón, donde había doncellas que tejían kimono y lo ofrendaban en las repisas, y las personas rezaban a las deidades para darle la bienvenida a la cosecha de otoño y limpiar las impurezas. A una doncella elegida se la llamó la joven tejedora, y en las orillas de las aguas del río celestial (Vía láctea) fue donde se confinó el lugar de ella, allí tejía los kimono con todo su corazón para las deidades. El telar usado en aquellos tiempos se llamó tanabata. Cuando, poco después, se transmitió a la religión budista, este evento, que le dio la bienvenida a los preparativos del Obon, comenzó a llevarse a cabo en la noche del día siete de julio. En la actualidad, se considera que七夕, proviene de la fonética de la lectura de los dos caracteres: Tanabata”1.
La leyenda de Orihime y Hikoboshi
En cuanto a la segunda teoría, se refiere a la leyenda de Orihime y Hikoboshi, los dos amantes que existieron antaño y que están representados por las estrellas Lyra de Vega (la princesa tejedora) quien vela por las labores de la costura, las manualidades y las artes, y Altair de la constelación de Aquila (el pastor y/o vaquero), que contiene todo lo relativo a la agricultura.
Según nuestra fuente de información, en China el día que más brillaban estas dos estrellas separadas por la Vía Láctea era 7 de julio (calendario lunar), debido a esto es que tenían más chance de encontrarse, de allí el origen de Tanabata.
Por otra parte, Lafcadio Hearn nos cuenta la historia de una forma amena y literaria, brindándole una musicalidad única: “El gran dios del firmamento tuvo una preciosa hija, Tanabata-Tsumé, que pasaba los días tejiendo vestidos para su augusto padre, Este trabajo le producía un gran encanto, y pensaba que, en el universo, el mayor placer que existía era tejer… Pero una vez, al ir a sentarse delante del telar, a la puerta de su celestial morada, vio a un bello joven campesino que, conduciendo a un buey, pasaba por allí, y se enamoró del él. Y sucedió que el augusto padre de Tanabata adivinó el secreto de su hija y le dio por marido al bello joven campesino. Pero los recién casados amantes se posesionaron tanto uno de otro, que descuidaron sus deberes hacia el gran dios del Firmamento. Ya no volvió a oírse en sonido de la lanzadera, y el buey, abandonado, erraba tristemente los las llanuras del cielo. Esto disgustó al gran dios, y desunió a la pareja. Fueron condenados a vivir lejos uno de otro, con el Río Celestial por medio de ambos; pero les sería permitido reunirse una vez al año: la noche séptima del séptimo mes”2.
El festival de las habilidades
Volviendo a lo descripto en la página del santuario Jishu jinja en Kioto, hubo un festival llamado 乞巧奠(きこうでん)»Kikouden” para pedir por el progreso de las destrezas manuales.
“El «Kikouden», festival para suplicar por las habilidades, es un evento chino en la que nació la costumbre de rezarle a la estrella doncella tejedora (Vega) el día 7 de julio para pedirle por la mejora las habilidades en la costura y el tejido en telar. En un altar del jardín delantero se ofrendaban agujas, etc., y se dedicaban rezos a las estrellas. Con el tiempo, se convirtieron en pedidos/deseos para mejorar no sólo en los tejidos en telar, sino también en las artes tradicionales y caligrafía, etc”3.
La idílica época de Heian
En esta época los nobles de la corte imperial vivían dentro de una forma de vida idílica donde las artes como la recitación y composición poesía clásica china y japonesa, el adiestramiento en instrumentos musicales (sobretodo de cuerdas), la apreciación de los aromas de los inciensos, la combinación de coloridas vestimentas según las estaciones del año, la veneración a la naturaleza, etc., eran algunos de los pasatiempos más distinguidos y preciados del culto por la belleza y el refinamiento.
Los nobles de Heian celebraban Tanabata ofrendaban diversos alimentos a las deidades, los astros celestiales, Orihime y Hikoboshi, contemplaban las estrellas y llenaban una tina de agua para que éstas se reflejaran allí.
Lafcadio Hearn describe con un aura de romanticismo cómo se celebraba Tanabata por aquellos poéticos tiempos de antaño:
“Las ceremonias de la corte imperial se efectuaban con manifestaciones de gran esplendor. Una historia de ellas se da en el Koji Kongen, con dibujos explicativos. En la noche del séptimo día del mes séptimo se colocaban infinidad de esteras en el lado oeste del patio del palacio imperial, llamado Seiryoden, y sobre las esteras se ponían cuatro mesas conteniendo las ofrendas a las estrellas deidades. Además de las ofrendas acostumbradas, en las mesas había un arpa, una flauta, vasos rojos de laca llenos de flores, incienso, vino de arroz y una aguja de cinco ojos enhebrada con cinco hilos de colores diferentes. Lámparas de aceite, de laca negra, alumbraban el festín.
En otra parte del suelo había una tina con agua, para que en ella se reflejara la luz de las estrellas Tanabata. Las damas de la corte imperial intentaban enhebrar una aguja con el reflejo de la luz, y la que conseguía su objeto, durante el año siguiente sería afortunada”4.
Los hilos de colores en China, las tiras de papel en Japón
Una de las costumbres de este festival en Japón es escribir deseos y/o poemas en tiras de papel de cinco colores (tanzaku) y colgarlas en cañas de bambú, y suplicar y orar a las deidades de Tanabata para que se cumplan.
Según lo publicado en el santuario Jishu Jinja: “En China, en los tiempos antiguos existe la teoría de que los cinco elementos: madera, fuego, tierra, metal y agua cambia debido a fenómenos naturales y sociales, y los cinco colores de las tiras de papel (tanzaku) se asocian con esto: verde, rojo, amarillo, blanco y negro. En China no son tiras de papel, sino que se cuelgan largas serpentinas de cinco colores (literalmente banderín de viento) de hilo asociados a las hebras de lana de Orihime (princesa tejedora). Además, se llenaba una palangana de agua donde flotaban hojas de morera de papel donde se reflejaban las estrellas de Orihime y Hikoboshi, y se rezaban porque Orihime y Hikoboshi se encontraran sin problema”5.
Hasta nuestros días, se espera el día de “Tanabata: Festival de las Estrellas” para que las deidades celestiales y/o los amantes de la Vía Láctea se encuentren y se escriben deseos y poemas para que Orihime y Hikoboshi puedan ayudarlos a cumplirlos. Por eso, el 7 de julio de cada año las estrellas titilan con fulgor, sombreando el cielo de un color romántico.
「雨の夜
濡れた袖
機も静かに」
“Noche de lluvia
mangas humedecidas
el telar también en calma”6
Por María Florencia Zaia
Imágenes: María Florencia Zaia, Nahuel Murru y Pexels (Satoshi Hirayama)
Sobre María Florencia Zaia
Nació en Luján, Provincia de Buenos Aires en 1976. Es Licenciada en Relaciones Internacionales. En sus comienzos (2006), se vinculó con Japón por trabajo y estudio. Colaboró con el diario “La Plata Hochi”. Estudia japonés desde hace doce años. Siempre tuvo interés por la cultura japonesa y sus valores virtuosos (Bushido). Gusta de su literatura, algunos de sus autores predilectos son Natsume Soseki y Yoko Ogawa.
Referencias
1 En『七夕の歴史・由来』 “Historia de Tanabata/Origen”. https://www.jishujinja.or.jp/tanabata/yurai/ Interpretación y traducción propia (amateur).
2 Lafcadio Hearn, “El Romance de la Vía Láctea”, Ed. Barataria, 2004.
3 En『七夕の歴史・由来』 “Historia de Tanabata/Origen”. Interpretación y traducción propia (amateur).
4 Lafcadio Hearn, “El Romance de la Vía Láctea”, Ed. Barataria, 2004.
5 En『七夕の歴史・由来』 “Historia de Tanabata/Origen”. Interpretación y traducción propia (amateur).
6 Escrito por María Florencia Zaia en julio de 2021.