Entrevista a Rodolfo Geraldes, 5°Dan
El título refleja la enseñanza de su gran Maestro Shigeo Nakazato a quien admira profundamente y le agradece todas sus enseñanzas. Aceptó muy gustosamente la entrevista en donde hicimos un repaso de su vida ligada a la práctica del karate do y el kobudo.
Rodolfo Geraldes se siente pleno en el desarrollo del arte que eligió hace 37 años y para toda la vida. Padre de dos hijos: Selena Ailén (13 años) y Simón Andrés (8 años), de profesión Maestro Mayor de Obra construyó los cimientos firmes en su etapa de practicante y hoy tiene la gran responsabilidad como Sensei de inculcarles a sus alumnos el legado de su Maestro.
¿Cómo fueron tus comienzos en el karate?
Rememorando mis comienzos, si mal no recuerdo, estaba cursando el ingreso a la Facultad de Arquitectura de la UBA y me encontré con una persona que para esos entonces era cinturón negro de judo, el cual viendo mi iniciativa de querer iniciar una actividad marcial me llevó a ver judo, como así también varias artes marciales más (taekwondo, kung fu, sipalkido, aikido y karate do shorin ryu) hasta que fuimos al Hotel Alvear en Plaza San Martín donde se encontraba en el subsuelo el Instituto Kumazawa. En ese entonces estaba dando clases el Sensei Omar Cambriglia del Zen Sho Shorinji Kempo noTumai Ti. Fue ahí que me comentaron que el Sensei Cambriglia era alumno directo del Maestro Shigeo Nakazato y por lo tanto me acerqué al Dojo Central.
Habiendo otras artes marciales tanto de China, de Japón y de Corea ¿por qué te inclinaste por el karate?
De acuerdo a mis características personales, contextura menuda, consideraba que podía llegar a ser lo más conveniente el karate do y kobudo por el tipo de técnicas que empleaba.
¿Quién fue y es tu referente en el karate?
Como te contaba tuve la suerte de poder verlo al Sensei Cambriglia, al cual se lo apodaba “El Toro”, que estaba realizando un trabajo o kata de “ekubo” (remo) donde me impactó la personalidad, la habilidad y destreza con que realizaba el mismo, donde me transmitió el verdadero sentir del combate o defensa personal. Y desde ya, hoy por hoy, siendo alumno directo de Maestro Shigeo Nakazato puedo decir que él es mi gran referente.
¿Qué tiene de distinto Sensei Shigeo Nakazato?
Con todo el respeto que merece mi Maestro puedo decir que es una persona reservada que mantiene arraigada sus costumbres orientales, como karateca me mostró las raíces más profundas de un arte marcial tradicional okinawense y como Sensei me orientó en mi formación personal y profesional haciéndome tomar conciencia de valores fundamentales de conducta y filosofía de vida los cuales iban acompañados de la educación brindada por mis padres.
¿Qué anécdota te ha marcado o qué experiencia fuerte has vivido desde tus comienzos?
La experiencia más fuerte fue el haber entregado a mi hermano la distinción de cinturón negro 1° Dan luego de que él retomara la práctica en el Dojo Ken Villa Martelli y se graduara previo examen en el Dojo Ken Central con el Maestro Nakazato. Nosotros comenzamos juntos, pero él cambió su camino, su “do” para ser piloto de aviación y tras 10 años de haber abandonado la práctica, la retomó para después lograr graduarse.
¿Cómo te consideras como karateka?
Me considero una persona que me he desarrollado en el arte gracias a una constancia y arduo trabajo, no destacándome por la habilidad y la destreza sino por la perseverancia lo cual destaco hoy en día como regla fundamental para el desarrollo para todo aquel que desee realizar un emprendimiento.
¿Cómo te consideras como Sensei?
Desde ya considero que sería conveniente preguntarles a mis alumnos, pero mi intención es dar lo mejor de mí, de mis conocimientos sin egoísmos considerando que “siempre que haya un alumno, habrá un maestro”.
¿Qué les inculcas a tus alumnos?
Hoy por hoy trato de transmitir a mis alumnos las bases fundamentales del estilo de karate y kobudo tradicional que me transmitió mi Sensei como así también una filosofía de vida basada en la disciplina, la educación y el respeto.
¿Cómo fue el proceso de ser alumno a empezar a enseñar?
Debido a que comencé a una edad madura pude tomar conciencia de la responsabilidad que tomaba tal compromiso, lo cual me benefició como practicante ya que “uno se ayuda ayudando” y así logre a su vez capacitarme, instruirme y superarme de lo que estoy muy agradecido y gratificado al ver los logros personales de mis alumnos.
¿Qué te falta lograr dentro del karate?
A pesar de encontrarme con algunas limitaciones personales, mi voluntad es de desarrollar mi mayor potencial en todo lo referente al estilo.
¿Cuáles son tus objetivos en la vida y en el karate?
Con el concepto de que “el karate no es todo en la vida pero si es parte de nuestras vidas” mi objetivo personal es desarrollarme en forma equilibrada tanto en cuerpo, mente y espíritu. Y mi objetivo en el karate es de poder dejar bien sentadas las bases del estilo Dojos Ken, con la intención de perpetuar y difundir todo lo posible este arte considerando que lo beneficioso que fue para mi desarrollo personal puede serlo para otros.
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