Alternativa Nikkei entrevistó al ex-Embajador de Argentina en Japón, Daniel Polski. Es el actual Director Nacional de Negociaciones Económicas Bilaterales de la Subsecretaría de Negociaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación. Fue Embajador de Argentina en Japón entre el 2004 y el 2010.
¿Cómo fue la experiencia de haber sido Embajador en Japón?
Como experiencia, sin duda fascinante. Como mundo y cultura de negocios, por supuesto fue algo totalmente distinto. Los diplomáticos estamos acostumbrados a adaptarnos al estilo de hacer negocios del país donde estamos.
Nosotros como Embajada apoyamos a las empresas que intentan exportar a Japón, ahí hay un tema de confianza y el importador japonés prueba al exportador. Hace negocios pero la primera etapa constituye un período de prueba y en un momento se produce ese «click». Cuando esta confianza se solidifica puede generarse un negocio en el muy largo plazo.
No es sencillo, pero no es imposible. «¿Vale la pena el esfuerzo?», esa pregunta se la hace todo el mundo por el tiempo que lleva acercarse, estudiar, aprender sobre el mercado y desarrollar este vínculo. Desde nuestro punto de vista, la respuesta es positiva por muchas razones. Entre otras, porque exportar a Japón es una tarjeta de presentación para exportar a muchos otros mercados del mundo.
¿Qué empresas argentinas se han consolidado allá?
Juana de Arco (indumentaria) es un caso emblemático, y Martín Churba (Tramando) también, en todo lo que es indumentaria y diseño. Yo siempre pongo un ejemplo que es un estudio de arquitectura que diseña bancos para espacios al exterior e interior, lobbies de grandes edificios, como por ejemplo el Edificio Mori donde hay bancos diseñados por arquitectos argentinos.
Estoy poniendo ejemplos de cosas distintas. Lógicamente en alimentos, vinos que ha crecido muchísimo porque todos los importadores japoneses o europeos han determinado que la relación precio-calidad es casi óptima. Cuando yo llegué a Japón había una góndola completa de vinos chilenos y cinco botellas de Argentina, diría que hoy la brecha se ha ido reduciendo.
¿Cuánto interés hay de los japoneses hacia la cultura argentina?
El Tango es un clásico: hay torneos, milongas…pero por ejemplo, los melómanos decían «¿cómo puede ser»?, con admiración, «Argentina tiene Barenboim, Bruno Gelber, Marta Argerich». Todos ellos, en el mundo de la música clásica, son ampliamente conocidos. Van una vez por año o cada dos años. Hay un festival en la isla de Fukuoka, en Beppu, que se llama Festival Marta Argerich.
¿Se hacen festivales argentinos?
Básicamente tango y folklore. En Japón hay unas decenas de músicos argentinos que hacen música clásica, tango, folklore, malambo, boleadoras. Todo eso genera mucha atracción. Hay un festival que se hace anualmente cuyos ganadores reciben un premio para participar en el Mundial de Tango que se hace acá todos los años en agosto.
¿Cómo es el interés por la comida argentina?
Obviamente la carne argentina es atractiva pero los japoneses no pueden comer las cantidades que nosotros comemos, no están acostumbrados en su dieta. Si a un taxista le decís que sos argentino, probablemente sepa sobre la carne y el vino argentino, cosa que hace 10 o 15 años atrás era impensable.
En el tema frutas yo mencioné que estamos en negociaciones sanitarias, donde ellos tienen que aprobar un certificado que permitiría el ingreso de una cantidad importante de frutas argentinas al mercado japonés. Eso sí ya mueve otro tipo de cantidades.
¿Cómo ve el crecimiento de los argentinos hacia la cultura japonesa?
Bueno, eso siempre hubo. Recuerdo la época en que yo estaba, cuando nos contaban que las escuelas de enseñanza del japonés justamente no daban abasto, por el tema del manga y anime, por toda esa gente que le interesa esa parte de la cultura japonesa. Ni hablar ya del tema alimentación, la cocina japonesa diría que debe ser la más sofisticada del mundo en términos de presentación.
Además, la Argentina despierta como cierta simpatía, y en el tema del fútbol también, hasta hemos tenido un técnico argentino que ha dirigido varias veces como Ardiles.
¿Cuál es su opinión, tras la venida del primer ministro Shinzō Abe, acerca de la relación entre ambos países?
El tema de la diplomacia en su totalidad, abarca lo económico y comercial, como también lo cultural. Pero una visita de ese nivel genera un montón de impacto y de expectativas. Por eso, el primer ministro vino con todas las empresas y las corporaciones «top» de Japón. Entonces todo eso se retroalimenta.
Él tiene claro que hay mucho interés en esta nueva etapa de la Argentina, y a su vez a las empresas el hecho que venga, les da una señal de confianza, las incentiva. Es verdad que en Japón esa interrelación entre sector público y privado funciona a la perfección, ya que es un modelo a imitar, pero también es un secreto muy bien guardado.