Luego de que EEUU lanzara las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, ambas ciudades quedaron devastadas. La tragedia marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial con la rendición de Japón el 15 de agosto. De acuerdo a datos del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón, hay más de 183 mil víctimas de las bombas atómicas que siguen con vida.
Memorias de Hiroshima
El 6 de agosto de 1945, a las 8.15 am, EEUU lanzó la primera bomba atómica en Hiroshima. A fines de agosto del mismo año, la ciudad era un “páramo atómico”. Así lo describió el periodista y escritor Robert Jungk en su libro “Muerte y resurrección de Hiroshima”. Se registraron 140 mil víctimas a fines de diciembre de ese año y 6 mil niños quedaron huérfanos. Además, no se tenía noción de los efectos de la radiación en los sobrevivientes ni de las enfermedades tardías por las bombas.
Jungk explicó en su obra que había casos en los que el mal se manifestaba de forma definida (cáncer, úlceras internas, trastornos de la vista), pero había casos en los que el mal no era así de definido: mareos, dolor de cabeza, náuseas, fatiga. Podían pasar años hasta que esos síntomas se agravaran, y en muchos casos fallecían por los efectos tardíos.
Tiempo después donde ocurrió la explosión, se construyó el Parque Conmemorativo de la Paz, en homenaje a las víctimas de Hiroshima. Aquí se encuentra, entre varios monumentos, lo que quedó del Edificio de la Prefectura de Hiroshima, ahora conocido como la cúpula de la Bomba Atómica, y el Museo de la Paz. En este último, se exhiben videos e información del hecho con testimonios de los sobrevivientes, pertenencias donadas por familiares de las víctimas, y fotos de la tragedia, con el objetivo de concientizar sobre lo sucedido y preservar la paz.
Memorias de Nagasaki en un film
El 9 de agosto de 1945, tres días después de la primera bomba, ocurrió el bombardeo en Nagasaki, a las 11.02 am. En 1991, el director de culto Akira Kurosawa, lanzó su película “Rapsodia en agosto”, ambientada 46 años después de la bomba atómica en Nagasaki. La historia tiene como protagonista a una anciana llamada Kane, que perdió a su esposo durante el bombardeo.
En el transcurso del relato, los 4 nietos que quedaron al cuidado de Kane, empiezan a tomar conciencia sobre la tragedia, a pesar de haber crecido en el Japón de posguerra. A través de las enseñanzas de su abuela, comprenden que el único culpable del doloroso suceso fue la guerra y que había que dejar el odio en el pasado.
En una reflexión de la nieta mayor, ésta les comenta a sus hermanos: “Hoy en día, para la mayoría de las personas, la bomba atómica es algo que pasó hace mucho tiempo. La gente tiende a olvidar incluso un hecho tan terrible como éste, a medida que pasa el tiempo”. Un mensaje para la reflexión habiéndose cumplido 70 años de las bombas, para preservar la paz y nunca olvidar lo que pasó.