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Bombonería “El Crisantemo”, ochenta y ocho años regalando dulzura

Visos de sol pintan de un dorado sobrio la vidriera de la bombonería “El Crisantemo” en la calle Cerrito 1168, CABA. Esas ondas de luz se posan sobre las cajas prolijamente dispuestas, desde las más pequeñas hasta las más grandes. Corazones carmesí como los pétalos de una Camellia japónica, de florcitas como la tela de los vestidos de niña de antaño. Cajas con una o dos flores pintadas. Otras se dejan descubrir, mostrando con recato crisantemos de chocolate. Los sofisticados marrons glacés con sus envoltorios tan plateados como estrellas en una noche de azul cielo. Ribetes tornasolados iluminan el cartel. “Bombones El Crisantemo”, escrito sobre un fondo verde y blanco que indica el nombre con austeridad, en un costado florece el emblema de la Familia Real: el crisantemo.

A través del cristal se reflejan las siluetas de  Cristina y su esposo. Quizás, ella apoyando una caja con delicias de chocolate sobre un papel a lunares del color de unos rayos de oro que se asoman como un sol después de ochenta y ocho otoños. Sus manos lo envolverán con la misma perfección y mimo como si se tratara de un obento –vianda de comida- preparado para su hija. Su marido, tal vez, con una pinza en la mano, abrirá la vitrina donde yacen los tesoros de chocolate con leche, con whisky, rellenos con ciruelas, de chocolate blanco y los colocará como esmeraldas, rubíes y zafiros en una caja en forma de corazón.

La atmósfera de la tienda es como si uno retrocediera a la década de los setenta u ochenta: estanterías a la vista donde los bombones y sus sabores se muestran como el monte Fuji, en todo su esplendor, un día sin niebla. La decoración es austera pero muestra su elegancia con disimulo, un refinamiento que pareciera querer mantenerse oculto, y por eso conserva su encanto.

Cristina, como si abriera el arcón de los recuerdos, nos contó la historia de la bombonería  “El Crisantemo”, las dificultades y satisfacciones que como Matsuo Bashō encontró en el camino, los valores virtuosos transmitidos por sus antepasados y ella junto a su marido, a sus hijos, los clientes que a través del tiempo continúan visitando la tienda, los sabores de sus bombones y qué significado tiene ese bocadito de chocolate.

  1. ¿Podría contarnos brevemente la historia de la bombonería “El Crisantemo”?

La bombonería fue fundada por mi tío abuelo Iwao Fukushima en 1935 después de muchos años de trabajar en distintos rubros desde su llegada a Buenos Aires. Tiempo después como necesitaba ayuda con el negocio pidió que viniera su sobrino Daiko Fukushima quien con 17 años se vino solo de Kumamoto para trabajar con él.  Iwao se mantuvo soltero y Daiko se casó con Asano con quien tuvo 3 hijos María Cristina (yo), Jorge Guillermo (fallecido en 2007)  y Ana María.

  1. ¿Cuáles fueron las dificultades y satisfacciones que se han encontrado en este largo camino?

Los primeros años del abuelo Iwao fueron muy difíciles como para todos los inmigrantes extranjeros, y creo que lo que más les costaba era el idioma, especialmente a los japoneses.

Trabajó muy duro y a través de los años fueron mejorando sus condiciones de trabajo.

Después pudo abrir una pequeña bombonería y mientras el atendía al público, mi papá Daiko hacía las entregas a domicilio con la bici sin conocer el idioma ni el nombre de las calles de Buenos Aires. Con el tiempo se volvió un experto.

Mi mamá Asano se casó con Daiko por poder, como hacían muchos japoneses en esa época y llegó a Buenos Aires después de un larguísimo viaje en barco junto a otras japonesas en su misma situación, donde hizo amigas para toda la vida.

Los tres trabajaron mucho en el nuevo local al que se pudieron mudar, en el domicilio actual,  12 horas diarias descansando los domingos.

Tanto trabajo dio sus frutos ya que pudimos tener una excelente educación, veranear en la costa y disfrutar más de la familia ajustando las horas laborables.

  1. Cuando fui a comprar bombones noté ciertos valores virtuosos como la humildad y el respeto a la hora de atender, sencillez y elegancia austera del local, sabor refinado y exquisito de sus bombones, ¿Qué opinión le merece esto?

Me alegra mucho que hayas captado nuestra esencia como descendientes de japoneses, y esos mismos valores esperamos haber transmitido a nuestros hijos.

  1. Los bombones se suelen regalar para celebraciones varias como cumpleaños, el “Día de la madre”, el “Día del padre”, etc. ¿Por qué es especial regalar bombones?

Me acuerdo cuando era joven atendía hombres que venían con un ramo de flores en una mano y complementaban con una caja de bombones. Y yo pensaba qué romántico!

Ahora se regala bombones por muchos motivos no solo en fechas especiales sino como agradecimiento, para levantarle el ánimo a un ser querido, para felicitarle por algún logro, para demostrarle a alguien que lo aprecias, siempre vas a hacer sonreir y alegrar el día a esa persona que los recibe.

  1. ¿Cómo describiría al cliente que elige comprar en la bombonería “El Crisantemo”?

La gran mayoría de nuestros clientes son hij@s, niet@s e incluso bisniet@s de nuestros primeros clientes que mantienen la tradición de regalar bombones de El Crisantemo. Y muchos los llevan de viaje para sus hijos emigrados a Europa o Estados Unidos.

  1. ¿Qué bombones hay y cuáles son los que más gustan?

Tenemos alrededor de 40 variedades de bombones de chocolate, 10 variedades de bombones de fruta glaseados y 10 variedades de fruta azucarados.

Los que más gustan por supuesto son los rellenos de dulce de leche, hay 7 variedades en este momento, en chocolate con leche, semiamargo y blanco, con dulce de leche solo, con cookies, con ciruela, con whisky. Otros preferidos son los rellenos de menta y las flores de chocolate, ideales para una atención pero la mayoría prefiere llevar surtidos cuando se trata de regalar. También los pueden elegir a su gusto cuando ya saben qué llevar o a quién les están regalando, ya vienen con una “lista de gustos” en la cabeza para esa persona especial.

  1. Además, elaboran marróns glacés, ¿No es cierto?

Si, también tenemos marróns glacés no recuerdo bien desde cuándo pero recuerdo que mi papá los hacía y yo los envolvía desde chica. Los clientes me llaman por teléfono y me los encargan al menos una hora antes y se los tengo  listos cuando pasan. Como se conservan en frío así arreglamos con el cliente para que pueda llevarlos directamente a su heladera.

  1. En el espacio físico de la bombonería se puede percibir una atmósfera retro o de “Tiempos del pasado”, no le parece? Creo que esto es característico del local y muy bonito; se puede sentir un pasado nostálgico.

Es verdad, la mayoría de los clientes perciben lo mismo, les trae recuerdos de cuando venían con la mamá o el papá, el abuelo o la abuela, suegr@s, lo que da pie a unas charlas muy interesantes y divertidas. Una clienta nos comentaba que hasta se acordó de cosas que había olvidado cuando la abuela solía traerla después del colegio para comprar bombones… esta señora ya tiene nietos así que fue hace  muuuchos años, fue divertido. A mi me encanta porque también recuerdo cosas o situaciones que casi tenía olvidadas. También les traen recuerdos l@s que perdieron a su pareja pero siguen su tradición de regalar bombones de acá  y recordar cuando venían juntos.

El ambiente retro como bien decís atrae también a los jóvenes,  estudiantes de diseño vienen cada tanto a sacar fotos y comentaron que les costó encontrar negocios antiguos que no hayan sido totalmente reformados.

La remodelación de nuestro local se hizo en la década del 70 y tratamos de mantener la misma atmósfera que la gente aprecia mucho porque no se ven muchos negocios que tengan tanta antigüedad.

  1. En Japón es muy común que haya tiendas con más de 100 años de historia, se llaman 老舗店 –Shiniseten– y es sinónimo de orgullo generacional mantener un establecimiento familiar por mucho tiempo. Creo que esto también está relacionado con las virtudes de las que hablé en la pregunta tres. En este caso podrían ser el respeto, la confianza, el nombre a través del tiempo, sinónimo de calidad, etc.

Nuestro negocio tiene 88 años de antigüedad, empezó mi abuelo, siguieron mi papá con mi mamá, y ahora nosotros con mi marido Alfredo y mi hijo Federico, ojala lleguemos a los 100. Nos da mucho orgullo más que nada porque los clientes nos felicitan y nos alientan a seguir. Lo más importante para nosotros es generar confianza en el cliente atendiéndolo con respeto y ofreciéndole calidad para que ese cliente siempre vuelva.

  1. ¿Podría definir usted qué es un bombón y que se siente a la hora de compartirlo y comerlo?

Es un trocito de chocolate que se puede rellenar con infinidad de gustos riquísimos o sea que en cuestión de bombones hay para todos los gustos. El que lleva bombones quiere agradecer, agasajar, festejar o simplemente compartir con amigos, también para cuando un@ mism@ está bajoneado, el chocolate levanta el ánimo!!

Muchas gracias Cristina y esposo !

📝Nota: M. Florencia Zaia
📸: Florencia Iwaoka @iwimotion

 

María Florencia Zaia: Nació en Luján, pcia. de Buenos Aires en 1976. Es Licenciada en Relaciones Internacionales. En sus comienzos (2006), se vinculó con Japón por trabajo y estudio. Colaboró con el diario “La Plata Hochi”. Estudió japonés por muchos años en el Instituto Privado Argentino-Japonés Nichia Gakuin. Siempre tuvo interés por la cultura japonesa y sus valores virtuosos (Bushido). Gusta de su literatura, algunos de sus autores predilectos son Natsume Soseki y Yoko Ogawa.

 

Acerca de victoria nakazato


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