La reconocida pianista Ingrid Fuzjko Hemming visitó por primera vez Argentina y dio un concierto el pasado 10 de abril en la Fundación Beethoven.
Nacida en Berlín, y de ascendencia japonesa por parte de su madre, comenzó sus estudios de piano desde muy chica. Uno de sus maestros, Leonid Kreutzer, llegó a declarar que “ella sería una pianista que conmovería al mundo entero”.
Al día siguiente de su concierto, luego de escuchar una de sus prácticas en la Sala de la Fundación Beethoven, pudimos entrevistarla para conocer más sobre su vida y carrera musical.
Es su primera visita a la Argentina. ¿Cómo ha sido su experiencia aquí? ¿Qué le ha parecido el público durante su concierto el 10 de abril?
Para esta gira, viajé a Nueva York, Chicago y Santiago de Chile. Desde Santiago vine aquí, a Buenos Aires. De los cuatro lugares, me gustó más Argentina porque me gusta mucho su gente. Nos han tratado muy bien. Lo único que me dio pena fue el cambio de lugar [el concierto se iba a dar en el Centro Cultural Kirchner], pero igualmente a mí me encantan los lugares como éste. Me gusta tocar en lugares pequeños, y por eso estoy muy a gusto.
En cuanto al público durante el concierto, uno cuando toca no presta mucha atención a las reacciones porque se necesita concentración. Uno sabe si tocó bien o no.
Su madre fue su primera maestra pianista, ¿qué puede comentarme sobre sus enseñanzas? ¿Ella influyó de alguna forma en su decisión de convertirse en pianista?
No recuerdo mucho porque era una niña. Todo ocurrió durante la guerra. Mi padre, que era suizo, se tuvo que volver a su país, y con mi madre nos quedamos en Japón. La situación económica y social del país estaba devastada. Todos estábamos en la misma situación, con la economía mal y en situación humilde.
Como mi madre estaba mucho tiempo fuera de casa, enseñando piano, volvía muy tarde. Como yo no quería estar sola, solía salir a jugar. Jugaba todo el tiempo. Luego, mi madre empezó a enseñarme este instrumento para que yo pudiera convertirme en profesora de piano. Ella nunca pensó que yo iba a convertirme en pianista porque para eso se necesitaba mucho dinero y dedicación, y la situación del país, en ese momento, no lo permitía. Lo que ella quería era que yo pudiera tener una salida laboral. Mi madre sabía que yo tenía talento, pero nunca imaginó que iba a ser conocida en el mundo.
Cuando cumplí 10 años, un maestro de piano ruso-judío, Leonid Kreutzer, me vio tocar. Me dijo que era muy talentosa y que me iba a enseñar gratis. De ahí en más, me concentré más para convertirme en pianista.
Cuando su maestro Leonid Kreutzer declaró que iba a convertirse en una gran pianista que conmovería al mundo, ¿de qué forma la impactó en su vida?
Yo siempre me relacioné con personas que nos gustan las mismas cosas y con las que nos entendemos. Siempre tuve maestros con los que compartía las mismas inspiraciones y el mismo gusto por la música. Todo lo que aprendí y recibí de mis maestros me ayudaron a crecer, incluyendo al maestro Kreutzer.
¿Recuerda cuándo tuvo su primer concierto? ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Qué edad tenía en ese momento?
Durante mi infancia, mi primer concierto fue en el acto de fin de año de la escuela primaria. También toqué para la radio del canal NHK de Japón. Esto fue en mis primeros conciertos, cuando era una niña.
Después, más de adulta, recuerdo que la noche anterior a mi primer concierto la pasé muy mal y no podía dormir. Fue a mis 17 años, en Tokyo. Ahora, con más experiencia, puedo dormir tranquila antes de tocar.
A pesar de su éxito, en su carrera musical tuvo complicaciones. Desde los 16 años, Fuzjko tuvo problemas auditivos, y durante esa época se quedó sorda de su oído derecho. Cerca de sus 40 años, comenzó a tener problemas con el oído izquierdo, justo antes de un concierto que tenía en Viena. A pesar de las dificultades auditivas, su talento siguió intacto y pronto se convertiría en una pianista con fama mundial.
Después de egresar de la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokyo (Tokyo University of the Arts), obtuvo premios importantes como el Premio Emisión Cultural en Música y el Premio NHK-Mainichi en Japón. Además, realizó conciertos con artistas renombrados en el mundo de la música como Bruno Maderna, Leonard Bernstein, Shura Cherkassky y Nikita Magaloff, quienes reconocieron su talento.
El salto al reconocimiento mundial lo tuvo cuando la NHK de Japón grabó un concierto suyo y un documental, con la grabación de su CD debut “La Campanella”, en 1999. Allí fue que recibió el Gran Premio Disco Oro de Japón y obtuvo cuatro veces el Álbum Clásico del Año.
ACTOS DE BENEFICENCIA
La Sra. Hemming también ayuda en diferentes actividades de beneficencia. Por ejemplo, cerca del 2009, luego de los ataques terroristas en España, ella participó en un concierto gratuito que realizaron en Madrid para ayudar a las víctimas del atentado.
También es conocida por su cariño hacia los animales. En la entrevista comentó que en Tokyo rescató 50 gatos, hasta el momento. Cuando rescata animales, por lo general, los tiene en su casa. Si no puede tenerlos allí, entonces los cuida hasta encontrarles dueños.
Foto de portada: Fuzjko Hemming durante su práctica en la Fundación Beethoven. Foto del Centro Cultural e Informativo de la Embajada del Japón en la Argentina