El referéndum del 17 de mayo parece ser una de las últimas batallas entre el alcalde de la ciudad de Ōsaka, Tōru Hashimoto y los aparatos político-burocráticos del país. La consulta resultó en un revés para Hashimoto lo cual, seguramente, va a generar cambios en la escena política del próximo año y medio.
A lo largo de la última década la política nacional japonesa ha experimentado rotundos cambios. Hemos visto oficialismos fuertes, partidos de gobierno posicionados desde izquierda a derecha y cambios constantes en las fuerzas parlamentarias. Si ello nos parece poco frecuente en un sistema político acostumbrado históricamente a un bipartidismo rígido, la situación política en Ōsaka durante estos últimos diez años ha sido aún más compleja. No es fácil gobernar el segundo centro económico y social del país. Por momentos Ōsaka parece ir a su propio ritmo y jugar bajo reglas políticas distintas a las que rigen la escena nacional.
Luego de la salida de Fusae Ohta del ejecutivo prefectural en 2008, el controvertido Tōru Hashimoto fue electo gobernador de Ōsaka. Proveniente de los medios, crítico del establishment y con fuerte respaldo social, Hashimoto buscaría introducir cambios en la región de Kansai. El gobernador sostenía que se debía dotar a Ōsaka de mayor autonomía para contar con mayor poder de negociación frente a Tōkyō. Para ello buscaba introducir reformas burocráticas y administrativas. Bajo el lema “Una Ōsaka” tomó distancia de los gobiernos nacionales e intentó consolidar su poder a nivel local. En 2010 Tōru Hashimoto, también conocido como “El Dragón de Ōsaka”, fundó Ōsaka Ishin no Kai (Asociación para la Restauración de Ōsaka) que dos años más tarde se expandiría a nivel nacional con Nippon Ishin no Kai, fruto de la alianza con el ultraconservador Shintarō Ishihara.
Siendo un outsider (ajeno al sistema político tradicional) y promoviendo medidas sumamente radicales, Hashimoto se ganó la oposición de los partidos políticos y por sobre todo de la burocracia en clave local y nacional. Durante la década previa, Tōru había mencionado su intención de reformar Ōsaka mediante la creación de una estructura administrativa similar a la de Tōkyō. A dichos fines sería preciso modificar la gobernación y ciudad de Ōsaka. Por un momento es preciso detenerse y mencionar que Hashimoto dejó la gobernación en 2011, siendo sucedido por su mano derecha Ichirō Matsui (actual gobernador), para hacerse cargo de la ciudad. Desde ese año ha sido el Alcalde de Ōsaka. En 2014 llamó a elecciones anticipadas luego de la férrea oposición a su proyecto de fusión entre la ciudad y la gobernación. En octubre de dicho año la legislatura rechazó el proyecto para la creación del “Área Metropolitana de Ōsaka”.
Controlando tanto la ciudad como la gobernación y envalentonado por su apoyo social, en 2015, Hashimoto llamó a un referéndum remitido al proyecto de Ōsaka-to. Con el 67% del padrón participando (en las elecciones del año previo apenas fue del 24%), 1,5 millones de personas votaron en relación al proyecto de creación de cinco guardias autónomas. El “no” obtuvo cerca de 705.000 votos y el “sí”, 695.000. El escaso margen de 10.000 votos da cuenta de la vida política de Ōsaka durante la era Hashimoto. Muchos interpretaron su proyecto como el interés personal por consolidar un centro de poder desde donde perpetuarse. De izquierda a derecha se unieron en las legislaturas, elecciones, manifestaciones y votaciones para frenar al excéntrico Hashimoto.
Desde jóvenes a los niños japoneses se les enseña en la escuela el concepto de itto ichidō nifu yonjūsanken. Éste hace referencia a la división administrativa del país, donde Ōsaka y Kyōto son “fu” (府) y Tōkyō es “to” (都). La negativa a la reforma de Hashimoto en el referéndum impidió que dicho concepto sea modificado. Para algunos es algo intrascendente, pero para otros ha sido un nuevo capítulo de la compleja política local por la cual atraviesa Ōsaka desde hace una década.