Ichirō Ozawa es político japonés, pero de quién se trata realmente. ¿Por qué nunca fue Primer Ministro de Japón a pesar de su larga trayectoria? ¿El estilo político que lo caracterizó será también el que lo condene?
Posiblemente sea difícil encontrar una figura política como Ichirō Ozawa en la historia contemporánea de Japón. Sin lugar a dudas ha sido la más importante del último cuarto de siglo. Ahora bien, muchos se preguntarán: si Ozawa se encuentra a la altura de líderes como Nakasone, Mori y Hashimoto, ¿por qué jamás ha sido Primer Ministro de Japón? La respuesta se encuentra en su imagen de “Shadow Shōgun” o “The last shōgun of Japan” parecido pero a la vez diferente a los líderes políticos convencionales. La presente nota busca dar testimonio de ello.
Ozawa ha sido miembro de la Cámara de los Representantes desde fines de la década del 60. Posterior a la reforma electoral de los 90, ha ocupado de forma ininterrumpida su banca en representación del 4to distrito de la Prefectura de Iwate. Sus inicios como parlamentario se encuentran vinculados a la Facción Tanaka (grupo mayoritaria dentro del Jimintō desde los años 70). Sin embargo, con el ocaso de Tanaka en la siguiente década, Ozawa modificó su posición faccionaria a nivel partidario, al mismo tiempo que incrementó su poder e influencia. Pronto se tornó una figura clave tanto en el partido como en la Dieta.
A pesar de haber sido nombrado Secretario General del partido en 1989, Ozawa se alejó del mismo en 1993 con la disolución del llamado Sistema 1955. Desde aquel entonces fundó y/o integró diversos partidos, entre los cuales podemos nombrar a Shinseitō, New Frontier Party, Shijūtō, Seikatsu no tō y el Democratic Party of Japan (DPJ). Si bien contó con la posibilidad de llegar a “Kantei” (es decir al gobierno), el estilo de Ozawa siempre fue el de influenciar y actuar desde las sombras, ejerciendo presión faccionaria. De allí el rótulo de “Shadow Shōgun”. Durante los años 90 fue una figura clave en las negociaciones parlamentarias, principalmente por la lealtad de más de 50 parlamentarios que lo acompañaron desde su rebelión en Jimintō.
Cuando Hatoyama se convirtió en Primer Ministro (2009), el DPJ se transformó en partido de gobierno por primera vez. Lo cierto es que sin el apoyo de Ozawa el cambio difícilmente se pudiese haber materializado. Pero así como Ozawa posee lealtad faccionaria, fiel a su estilo tradicional, no cuenta con lealtad partidaria. Cuando en 2012 el ya debilitado gobierno de Noda buscó impulsar el aumento del impuesto al consumo, Ozawa se opuso, agudizando la crisis del gobierno y dejando en evidencia los problemas intrapartidarios.
El Japón tradicional nos acostumbró a la sucesión de los shogunes. Hoy nos preguntamos ¿quién ocupará el lugar de Ozawa? ¿Será sucedido por otro “shōgun”? Actualmente no existe en la política japonesa una personalidad política que se le asemeje. A lo mejor porque el cambio generacional de la dirigencia se agudiza, y los líderes como Ozawa cristalizan las prácticas y métodos de otras épocas. La historia parece repetirse ¿correrá Ichirō Ozawa la misma suerte que Yoshinobu Tokugawa? ¿Ha llegado el fin de era para los líderes como Ozawa? ¿Dejará de ser Ozawa “Shadow Shōgun” para transformarse en “The last shōgun of Japan”? Sólo el futuro conoce la respuesta.