Este 23 de diciembre se cumplen 81 años del nacimiento del actual Emperador de Japón, Akihito, quien con su coronación dio paso a la Era Heisei.
Hijo mayor del Emperador Hirohito y la Emperatriz Nagako, Akihito sería el heredero al trono desde su nacimiento, el 23 de diciembre de 1933. Un día después de la muerte de su padre Hirohito, el 8 de enero de 1989, comenzó la Era Heisei, siendo nombrado su sucesor al trono y asumió oficialmente como el Emperador 125º de Japón el 12 de noviembre de 1990.
Después de una tradición de unos 1500 años, Akihito fue el primero en casarse con una mujer sin linaje, la actual Emperatriz Michiko. Era la hija del presidente de la compañía Nisshin, Hidesaburo Shoda, y se unió a la familia imperial japonesa en la ceremonia de su matrimonio con Akihito el 10 de abril de 1959.
El apoyo imperial frente al tsunami
En marzo de 2011, Akihito apareció por primera vez en televisión para pronunciar un discurso de apoyo a las víctimas del terremoto y tsunami. En 1945, su padre Hirohito había anunciado la rendición de Japón en la Segunda Guerra, y el pueblo escuchó su voz por primera vez en la radio.
Tanto a Akihito como su padre, les tocó anunciar la crisis nuclear en diferentes contextos: el primero con la crisis en la central de Fukushima, y el segundo con las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
En el 2011, el Emperador expresó sus condolencias a las víctimas del desastre: “Estoy profundamente dolido por la noticia de las zonas afectadas. Y ahora, hay que estar atentos a la situación de la central nuclear (…) Aquellos que fueron afectados por el desastre, no hay que perder las esperanzas, hay que cuidar su salud y esforzarse por sobrevivir, cuidando unos de otros”.
Michiko también habló sobre el desastre, en unas cartas donde respondió a las preguntas de la prensa de la Agencia Imperial, cuando cumplió 80 años, el 20 de octubre de 2014: “Para proteger al mayor número posible de personas en los desastre futuros, debemos aprender de cada uno de los desastres que Japón sufrió en el pasado – aunque sea doloroso – con el fin de crear una sólida cultura de resistencia frente a los desastres”.
Como Emperador, siendo el símbolo del Estado y de la unidad del pueblo, Akihito visitó junto a la Emperatriz varias ciudades afectadas por el desastre, mostrando su apoyo.