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Un grupo de chicas atrapadas en una casa, puede ser simplemente una trama remanida, pero de las manos de este director se convirtió en todo un clásico de culto.
Muchas veces un film, o cualquier manifestación artística, logra un reconocimiento que va más allá de la aceptación del espectador o de la crítica. Hay escenas que se graban en el espectador como un tatuaje sobre las fibras de la memoria. Hay diálogos que ni el tiempo logra olvidar, por más que la tecnología avance y las fórmulas cinematográficas ya no jueguen el mismo papel que antes. Acá hay un ejemplo, y muy importante: parecería que “Hausu” (1977) de Nobuhiko Obayashi estuviese destinado a ser una pieza genuina y de culto aunque la magia de su director no se encuentra en la historia (que en el fondo no deja de ser la clásica trama de “personas atrapadas en una casa encantada”, bastante convencional si la hubiera narrado un director más tradicionalista), sino en los métodos de producción y destreza con los que fueron realizados.
Valiéndose de un film mayormente experimental y apartado de cada convención conservadora impuesta por los estudios (si bien estamos en un período post guerra –y con las huellas que conllevan a Hiroshima y Nagasaki, hecho también marcado aunque no como eje principal en la trama–, la década del setenta fue de las más fructíferas en la experimentación y los riesgos que los cineastas tomaron, tanto en su forma de narrar como la apertura hacia distintas historias), Obayashi, es uno de los pioneros de este movimiento en Japón, logra despertar sonrisas cómplices, momentos delirantes e imposibles (recuerden la escena del piano, ¿cuántas veces posteriormente se ha repetido situaciones como esa?) para una película que al día de hoy se sigue copiando hasta el hartazgo (tanto dentro de Japón como fuera de su país de origen), con ejemplos clásicos como la trilogía “Evil Dead” de Sam Raimi o las primeras obras de Peter Jackson, donde el humor irracional y lo grotesco se transforman en los principales protagonistas de cada escena. Pero, ¿de qué trata “Hausu”? Tal vez debería preguntarme “¿De qué no trata?”, porque si bien la trama es de lo más sencilla, para no ahogar la sorpresa sólo diré que un grupo de chicas quedaran atrapadas en una casa donde ocurren lo que podría considerarse los hechos bizarros jamás filmados (quizá esté exagerando con esto último, pero me voy acercando) con métodos tan dispares como dinámicos, con un montaje que acompaña a la perfección el desenlace exacto para cada una de las escenas y un final más que digno para el género. Estamos ante una obra que no volvería a repetirse dos veces. Al menos, no con el mismo impacto.
De la mano de la productora “Toho”, Obayashi vio la oportunidad perfecta para llevar puestas con raíces teatrales, efectos especiales caseros –por supuesto de manera adrede para dar más vuelo a la película– y el surrealismo a la orden del stop motion. A pesar de que Toho dio luz verde al proyecto, la productora no estaba confiada en que “Hausu” fuera un éxito, pero gracias al público joven y adolescente (que supieron entender la magia de la comedia y del absurdo), la película fue recibiendo cada vez más notoriedad, ganando el espacio merecido. Hoy en día es todo un clásico entre entendidos del género como curiosos que se acercan a ver un tipo de cine diferente.
