En este reportaje los invitamos a conocer más sobre el arte del origami a través de la origamista Patricia Noemí Fernández.
¿Podrías contarme un poco sobre los orígenes del origami?
El origami es un arte de origen japonés que consiste en el plegado de papel sin usar tijeras ni pegamento para obtener figuras de formas variadas, muchas de las cuales podrían considerarse como esculturas.
Se originó en China alrededor del siglo I o II d. C. y llegó a Japón en el siglo VI, integrándose a la tradición japonesa. En el periodo Heian (794 al 1185) el origami formó parte de las ceremonias de la nobleza, ya que doblar papel era un lujo privativo de las clases altas. Recién durante el período Tokugawa o Edo (1600-– 1898) la técnica se democratiza y comienza a ser practicado como diversión, dejando de lado el sentido netamente religioso.
Con Marco Polo y la Ruta de la Seda, el papel hace su aparición en Occidente, así como también el origami. Los musulmanes también lo adoptaron de los chinos y utilizaron sus diseños geométricos para aplicarlos a los edificios de arquitectura morisca. En la actualidad también se lo utiliza, no sólo como diversión, sino como recurso terapéutico y pedagógico.
¿Qué es lo que te sedujo de esta técnica?
En realidad lo que siempre me sedujo es el papel en todos sus tipos y las maravillas que se pueden realizar con él. Por ejemplo, ¿quién no plegó alguna vez en su vida un barquito de papel? o ¿quién no fantaseó con cruzar cielos remotos con un avión realizado con una hoja de cuaderno? El origami tiene ese poder. Con sólo un trozo de papel se puede construir un mundo imaginario. Y sólo se necesitan las manos, una hoja de papel y dejarse llevar por la imaginación infinita.´
¿Cuál es tu motivación a la hora de crear tus diseños?
En un principio fue ir descubriendo que con los plegados se podían realizar formas inimaginables. ¡Es casi mágico darse cuenta de que un cuadrado de papel nos brinda tantas posibilidades!
Mientras investigaba sobre los modelos básicos del origami clásico, me topé con las kami ningyo. La primera vez que tuve una de ellas en mis manos fue un simple marcapáginas que me maravilló por su simpleza y por todo lo que me transmitía. Me lo compré y ni bien llegué a casa lo desarmé para ver cuáles eran sus piezas. Esas fueron mis primeras creaciones y tenía el desafió de poder lograrlas. Lo que más me llamó la atención es que aquí en Buenos Aires no hay mucha información sobre esta técnica derivada del origami.
Para que entiendan de qué hablo: “Kami” significa papel en japonés y “ningyo” muñeca. Es decir, muñecas de papel. Esta técnica, a diferencia del origami clásico, se realiza con tijeras, diferentes tipos de papel, pegamento y accesorios. No lo pensé dos veces y me puse manos a la obra investigando y practicando cortes, escalas, gestualidades, colores; leyendo mucho sobre costumbres japonesas y todo lo referido al kitsuke (como vestir el kimono).
Por ello, a la hora de crear mis diseños, trato de representar la esencia japonesa de manera respetuosa desde mi mirada occidental. Me inspiran mucho los libros de vida cotidiana japonesa, su arte en general y principalmente las fotografías como para representar las escenas con mis plegados. Con todo ello conjugo placer, admiración por la cultura y creatividad nipona.
¿Cualquiera puede hacer origami? ¿Cuáles son las habilidades físicas o mentales que debe tener una persona que se dedica al origami?
Considero que el origami es una técnica que está al alcance de todos pues sólo se necesita una hoja de papel y mucha imaginación. Practicarlo desde edad temprana estimula el desarrollo de las habilidades artísticas e intelectuales. En las escuelas se lo utiliza como herramienta de enseñanza de matemática y geometría.
La filosofía oriental nos dice que el origami aporta calma, paciencia, concentración y perseverancia a quienes lo practican. Por lo tanto, también es una buena terapia para los ancianos como medio de activar la memoria y la motricidad fina que se va perdiendo con los años.
Para lograr las figuras, los dobleces deben ser precisos y es por ello que mejora la capacidad de concentración y atención, logrando de este modo una buena relajación y disminución de los niveles de stress. Finalmente, con el trabajo terminado se alcanza la felicidad del logro obtenido, aumentando de este modo la autoestima.
¿Cuál es tu origami preferido? ¿Cuál es el primero que hiciste? ¿Cuál es el que aún no has logrado?
Mi origami preferido es la clásica y sencilla grulla, por el simbolismo que encierra. Es la que me gusta obsequiar cuando quiero dar un mensaje de buen augurio.
Las primeras figuras que plegué, sin saber que era origami, fueron el barco y el avión que me enseñó mi padre en mi niñez. Para mí, origami es sinónimo de felicidad y creo que es porque está ligado a esos momentos inolvidables de mi infancia.
Lo que aún no he logrado, pues no lo puse en práctica todavía, es el origami modular, pero no descarto hacerlo en un futuro. Creo que a todo origamista le queda siempre mucho que aprender, pues su práctica es un camino y una evolución.
Conociendo la técnica, ¿podés hacer tus propias creaciones o debés seguir sí o sí patrones establecidos?
Mis kami ningyo no están realizadas bajo patrones, sino que surgen desde el papel. No tengo ningún libro con instrucciones y nunca realicé ningún curso. Lo primero que me gusta hacer es la cabeza y con ella el peinado de modo tal que me permita imaginar la edad de mi ningyo y hasta su ánimo. Partiendo de ello, elijo el papel y el modelo de yukata, kimono o hakama que vestirá.
En mis diseños trato además de agregar elementos que aporten más realismo a la escena: abanicos, hagoitas, kakemonos, katanas, cometas, etc. He sumado también al papel otros materiales: cintas, telas, hilos, cuentas de colores, pequeñas flores para realzar las figuras y darles mi impronta.
¿Cuál es el papel recomendado para utilizar en origami? ¿Qué hay que tener en cuenta al comprarlo?
La mayoría de las figuras del origami clásico sólo requieren una hoja de papel y el tamaño más utilizado es el de 15 x 15 cm, aunque hay de otras medidas. Lo primordial es que el cuadrado sea perfecto. Ahora en Buenos Aires hay muchos lugares que venden papel especial para origami, pero para practicar basta una hoja de papel kraft (madera), papel de impresión, hojas de revista. Solamente hay que tener la precaución de cortarlos correctamente.
Las figuras sencillas aceptan papeles de más gramaje (aunque para comenzar es conveniente con uno liviano), mientras que los plegados de muchos dobleces se realizan mejor con papeles de gramaje menor a 70 gr. pues quedan mucho más prolijos. A medida que se va siendo más diestro es tiempo de probar con la belleza de los papeles japoneses o chinos que nos brindan infinidad de estampados, colores y estilos.
¿Hay una edad para aprender la técnica?
Ya en el Jardín de Infantes se puede comenzar con figuras sencillas partiendo de círculos y con pocos pliegues. De allí en adelante comienza un camino infinito.
¿Qué aportó a tu vida hacer origami?
Antes que nada, placer y satisfacción por los logros al terminar un diseño. Ahora mi compromiso está enfocado a lograr día a día mayor concentración y destreza para poder superarme e ir perfeccionando mi técnica.
Agradecimiento a Patricia Noemí Fernández por el permiso para usar las fotos.