Luego de presentarnos el Peace Boat y comentarnos la aventura del abordaje, en esta cuarta entrega Mónica nos cuenta el tramo en Ushuaia y los fiordos chilenos representado por la conciencia ecológica y amigable hacia nuestra Tierra.
El puerto de Ushuaia acostumbrado a recibir cruceros que parten rumbo a la Antártida, esta vez recibió un barco donde en una de las caras se podía observar el logotipo de la campaña por los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas “End Poverty 2015” (Erradicar la pobreza en 2015). Era el “Ocean Dream” de Peace Boat que había navegado la mitad del trayecto de su viaje global. Había trascurrido 56 días desde que partieron del puerto de Yokohama.
Durante este recorrido los participantes del crucero compartieron la comida y la cultura de las islas Mauricio y en Namibia tuvieron contacto con las diferentes tribus. Ya en Río de Janeiro conocieron una favela y los jóvenes japoneses jugaron al futbol con los niños cariocas.
Mientras que en Buenos Aires, las Abuelas de Plaza de Mayo los recibieron junto a sus nietos y les contaron sus historias además de visitar una villa ecológica en las afueras de la ciudad. Peace Boat junto al Centro Nikkei Argentino organizó una recorrida por la ciudad con un grupo de jóvenes nikkeis y argentinos donde tuvieron la oportunidad de conocerse unos a otros.
Uno de los paseos del que participé en Ushuaia fue la caminata por los alrededores del Glaciar Martial que lamentablemente está sufriendo un retroceso importante y está en proceso de rápida desaparición debido al cambio climático. Viviana de la Municipalidad de Ushuaia fue quien nos acompañó y nos alertó de esta situación. Por otro lado nos comentó que Ushuaia se esmera en ser una ciudad amigable con el medioambiente. Posee un sistema de tratamiento y recuperación de la basura, se prohíbe el uso de las bolsas de nylon en los comercios y los vecinos separan las basuras.
Más tarde visitamos la Nave Tierra, la primera vivienda autosustentable de Latinoamérica. Una casa, aun en etapa experimental, construida con neumáticos en desuso relleno de tierra para regular la temperatura interior a través de la masa termal. Minimiza el uso de la energía y aprovecha los recursos locales disponibles, especialmente el sol y el viento, por ejemplo para el sistema eléctrico. El agua de lluvia se recolecta y la residual se trata para recuperarla. Durante la visita anterior, Peace Boat, comprometido también con el medioambiente y la sustentabilidad, donó cientos de latas de aluminio para la construcción de esta casa.
Dejamos la ciudad más austral del mundo y tras navegar el Canal de Beagle, nos adentramos por los fiordos chilenos para contemplar los glaciares del Campo Patagónico Sur. Entre ellos el Pio XI, el más largo del hemisferio sur fuera de la Antártida. Si el megaproyecto para construir represas hidroeléctricas en esta zona de la Patagonia chilena se aprueba, las próximas generaciones no los podrán ver ya que según los ambientalistas afectaría el paisaje.
Los participantes del Peace Boat organizaron el evento llamado «Earth Day» para mostrar cómo podemos aportar nuestra gota de agua a la Tierra que está ardiendo. Para ello se armó una mini cafetería donde sirvieron café orgánico, una galería de fotos capturadas por los mismos participantes durante el viaje, charlas sobre el trueque y el comercio justo, un workshop sobre los derechos humanos de los niños, una sección sobre las armas nucleares y la radiactividad, etc.
Todas estas experiencias y vivencias hacen reflexionar, pensar, debatir y actuar. Sin dudas, es un viaje para ver el mundo de una forma distinta, más humana y amigable con uno mismo y con la Tierra.