La Expo Osaka 2025 es la Exposición Universal organizada por la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE) que se celebra del 13 de abril al 13 de octubre de 2025 en la isla artificial de Yumeshima, ubicada en la bahía de Ōsaka. Este evento marca la tercera vez que Ōsaka alberga una Expo, tras la Expo 70 y una Exposición Horticultural en 1990.
El lema central de la Expo es «Diseñando la Sociedad del Futuro para Nuestras Vidas», con tres subtemas que guían las exposiciones y actividades:
- Salvar vidas: enfocado en avances en salud, bienestar y longevidad.
- Fortalecer vidas: centrado en empoderar a las personas a través de la tecnología y la educación.
- Conectar vidas: promueve la colaboración global y la sostenibilidad.
Más de 160 países y organizaciones han confirmado su participación, con al menos 40 naciones construyendo pabellones propios. Sin embargo, algunos países, como Argentina, México, Rusia y Grecia, han decidido retirarse del evento.
Visitando la Expo Osaka en primera persona
Al llegar a la estación Yumeshima, el ambiente festivo de la Expo se hace sentir de inmediato. Las paredes y escaleras decoradas con coloridos mensajes de “Welcome to EXPO” nos sumergen de lleno en el espíritu del evento. Al salir de la estación rumbo al recinto, más de 160 banderas de países, regiones e instituciones internacionales nos dan la bienvenida, aumentando aún más la emoción.
Después de presentar el código QR de la entrada y pasar el control de seguridad, finalmente accedemos al predio. Lo primero que hicimos fue visitar la tienda oficial para adquirir recuerdos y productos oficiales. Por supuesto, nos llevamos a “Myakumyaku”, la entrañable mascota oficial de esta edición. Aunque había algo de fila, la compra fue más rápida de lo esperado. Se recomienda hacerlo por la mañana, ya que por la tarde suele haber más gente. Para quienes planeen aprovechar el rally de sellos, es ideal comprar solo el pasaporte de sellos y un peluche de Myakumyaku para las fotos; los dulces es mejor comprarlos al final del día para no tener que cargarlos todo el tiempo (o dejarlos en un locker si hay disponibilidad). También es posible adquirir productos oficiales con antelación, evitando así perder tiempo en el lugar.
El mapa del recinto también suele tener cola para conseguirse, y usar la app consume bastante batería. Por eso, recomiendo descargarlo e imprimirlo previamente para llevarlo en papel. Además, todas las compras dentro del recinto —comida, souvenirs, bebidas de máquinas expendedoras— se realizan sin efectivo, por lo que es indispensable contar con una tarjeta de crédito o medios electrónicos como ICOCA, SUICA o PiTaPa, especialmente para quienes vienen del exterior.
En las tiendas oficiales se puede ver que, debajo de las máscaras de los personajes, hay frases escritas en dialecto de Kansai. Ya que estamos en Ōsaka, ¡es una gran oportunidad para aprender y poner en práctica este japonés local!
Explorando los pabellones y el «Gran Anillo»
Desde la estación, se accede fácilmente por la Puerta Este, que da directamente al área de pabellones de empresas japonesas. Luego de visitar algunos espacios sin necesidad de reserva, nos dirigimos al impresionante “Gran Anillo” —símbolo arquitectónico de esta Expo—. Es una obra arquitectónica maravillosa. Esta estructura circular de 2 km combina técnicas tradicionales de la arquitectura japonesa (como las uniones “nuki”) con métodos modernos. Caminar una vuelta completa permite tener una visión global del recinto. A diferencia de la Expo de 1970, donde el pabellón de la URSS tenía casi 100 metros de altura, ahora todos los pabellones tienen menos de 20 metros, simbolizando un «mundo unido».
Alrededor del anillo, hay miles de flores cuidadosamente mantenidas: se replantan unas dos veces por semana para que ninguna esté marchita. Las plantas elegidas son resistentes a la brisa marina, lo que hace de esta zona un paraíso para los amantes de la botánica. En total, hay 800 mil plantas, y cada persona encargada mantiene hasta 400 por día: una labor admirable.
Descubriendo el mundo
Bajo el Gran Anillo se encuentran los pabellones, muchos de los cuales no requieren reserva previa. Los pabellones internacionales están agrupados dentro del anillo, mientras que los japoneses están en el perímetro exterior. Hay cuatro zonas temáticas: C (Conectividad), S (Sostenibilidad), P (Empoderamiento) y X (Firma). Cada zona cuenta con un pabellón colectivo llamado «Commons Pavilion» que reúne países sin espacio individual. En estos stands más pequeños, cada nación presenta su cultura, historia y atractivos.
Una actividad muy divertida es el rally de sellos: cada país tiene el suyo, y cada «Commons Pavilion» ofrece un sello especial. Si se juntan todos, se forma una gran imagen. Además, muchos países ofrecen degustaciones de bebidas y comidas típicas, venta de productos y hasta juegos o exhibiciones interactivas.
Uno de los favoritos fue el pabellón de Chile, donde se podía participar en un juego de mesa junto a astrónomos. También visitamos el pabellón de los países bálticos, donde nos encontramos con una historia conmovedora: el peluche de Myakumyaku que trabajaba con el staff fue robado, pero al difundirse la noticia por redes sociales, muchas personas llevaron otros peluches en señal de solidaridad. Hoy en día, ese pabellón está lleno de Myakumyaku, lo que dejó una sensación de calidez y comunidad.
En el pabellón de Egipto, se representaba la evolución de la civilización desde la antigüedad hasta el futuro, mientras que el de Indonesia, un país con muchas islas, sorprendía con una inmersión audiovisual en su diversidad natural y étnica. Pudimos pasear por un bosque que nos hizo sentir como si estuviéramos recorriendo su naturaleza, lo cual fue muy ingenioso.
En el pabellón de Tailandia, las exhibiciones abordaban desde medicina tradicional y aromas hasta tecnología avanzada. Lamentablemente, no llegamos a tiempo para recibir un masaje tailandés, así que la próxima habrá que reservar con antelación. Después de visitarlo quisimos comer comida tailandesa, así que fuimos al patio de comidas cercano, pero por desgracia se había agotado y no pudimos comer. Si se va temprano, hay un espacio dentro del mismo pabellón donde se puede degustar su gastronomía.
En el pabellón de España, el eje temático era la corriente marina Kuroshio, que conecta a Japón y España. Entre cuentos de piratas, tecnologías de generación de energía eólica y la investigación sobre la fabricación de medicamentos y cosméticos a partir de algas marinass, fue una visita fascinante. Afuera, incluso se podía disfrutar de platos españoles.
Consejos para una mejor visita
Al caer la noche, todo el recinto se ilumina y la experiencia se vuelve mágica. Incluso se pueden ver personajes como Astro Boy, Gundam y una versión infantil de Myakumyaku llamada “Komyaku”, que aparece pintado en diferentes partes del suelo, ¡así que no dejen de buscarlos!.
Un dato útil: quienes visiten la Expo en abril o mayo pueden cambiar su entrada por un pase ilimitado (通期パス) con descuento. Basta con ir después de las 15 hs a la oficina junto a las puertas Este u Oeste. Eso sí, hay que hacerlo antes del cierre (22 hs) ya que luego se forman largas filas. Yo misma aproveché este beneficio, ¡y ahora puedo ir cuantas veces quiera!
Además, hay estaciones de recarga de agua gratuitas, por lo que recomendamos llevar botella. También es importante contar con una batería portátil para el celular, ya que se consume muy rápido. Aunque el día puede ser caluroso y húmedo, la noche refresca bastante, así que llevar una prenda liviana para abrigarse no está de más. Y para protegerse del sol, un sombrero es más práctico que una sombrilla.
En definitiva, con algo de planificación y entusiasmo, la Exposición se convierte en una experiencia única y emocionante que vale la pena al menos una vez. ¡Si estás por Japón, no te la pierdas! ¡Reservá con antelación y disfrutá de la Expo Osaka 2025!
Por Shoko Shimizu
Imágenes: Shoko Shimizu y https://www.expo2025.or.jp/en/
Traducción: Nahuel Murru