Deconstruyendo el mito de la homogeneidad japonesa
Un viaje hacia las vicisitudes de la población japonesa multiétnica en el Japón moderno
Ficha Técnica
Título: ハーフ – Hafu: The Mixed-Race Experience in Japan
Año: 2013
País: Japón
Género: Documental
Duración: 90 minutos
Dirección y producción: Megumi Nishikura, Lara Pérez Takagi
ハーフ Hafu, ダブル Daburu, ミックスルーツ Mikkusurūtsu, ¿por qué ponerle nombre a algo tan común como la multietnicidad que existe en el mundo?. Porque la sociedad japonesa considera que Japón no es más que un todo homogéneo en donde no puede (co)existir otra cosa que no sea la sangre japonesa para considerarse a sí mismo como un japonés puro (純日本人Junnihonjin).
ハーフ – Hafu: The Mixed-Race Experience in Japan viene romper con el mito de la homogeneidad nipona que, bajo los preceptos del 日本人論 Nihonjinron, sigue pululando en el Japón moderno, especialmente con las “minorías” tales como los Ainu, los Ryukyuenses/Okinawenses, los Zainichi, los Burakumin, los Nikkei o, como en este caso, los Hafu, personas que en su mayoría nacieron y se criaron en Japón, hablan japonés, actúan como japoneses, pero que en sus raíces/sangre tienen alguna “desviación” ya que alguno de sus padres no ha nacido dentro de las fronteras del archipiélago.
Megumi Nishikura y Lara Pérez Takagi pertenecen a este grupo que ha sufrido discriminación y segregación racial. Megumi es hija de padre japonés y madre irlando-estadounidense, el caso de Lara es al revés, su padre es español mientras que su madre es japonesa. Ambas, entendiendo ese estar un limbo entre lo japonés y lo no-japonés decidieron realizar este documental que nos muestra que la realidad de Japón está cambiando.
¿Qué soy si no soy japonés?
A lo largo de la cinta podremos ir conociendo la historia de cinco protagonistas: David Mitsuaki Yano, Sophia Fukunishi, Fusae Miyako, Edward Yutaka Sumoto y la familia Oi compuesta por Gabriela, su pareja Tetsuya junto a sus hijos Alex y Sara.
David es ghanés y japonés. Busca reconciliar su infancia mayoritariamente japonesa con el país de su madre, Ghana. Explica cómo constantemente debe reivindicarse como japonés, explicando el motivo de su color de piel fruto de este matrimonio mixto, ya que de entrada todo el mundo da por supuesto que no es japonés. A través de eventos en Japón donde recauda donaciones para crear una escuela en el país africano, intenta conectarse con la comunidad nipona.
Sophia Fukunishi es mitad australiana y japonesa. Se mudó a Tokio a los 27 años y tiene obstáculos para tratar de asimilarse a una cultura japonesa muy diferente. No habla japonés pero lo estudia aunque le cuesta poder formar parte incluso de su mismo círculo familiar. Sin embargo, tanto el lado australiano como el japonés intentan congeniar de la mejor forma posible.
La familia mexicano-japonesa Oi con Gabriela, Alex, Tetsuya y Sara comparten el desafío de criar niños multilingües y multiculturales en Japón. El hijo mayor, Alex, tiene dificultades para integrarse en su escuela y sufre acoso escolar. El niño expone la discriminación que sufrió en la escuela, víctima del bullying que le hacían sus compañeros por su ascendencia cuando se referían a él como a Eigojin (chico inglés), negándole cualquier posibilidad de ser considerado japonés al mismo nivel que ellos. Finalmente es enviado a una escuela internacional donde, junto con otros niños y niñas que viven situaciones similares, puede adaptarse mejor.
Edward Yutaka Sumoto es venezolano y japonés. Luchó con su identidad hafu y la desconexión con la cultura japonesa. Ahora trabaja activamente para promover la conciencia multicultural en Japón. Busca también por su cuenta conocer sobre la cultura venezolana ya que su padre se fue y nunca pudo aprender nada de él.
Fusae Miyako es coreana y japonesa. Puede mezclarse fácilmente con la sociedad japonesa debido a que se parece físicamente a una persona japonesa promedio. Por lo tanto, no se la identifica como Hafu en el acto. A Fusae se le hizo creer que era completamente japonesa hasta que descubrió lo contrario en su adolescencia.
A medida que se cuentan las historias personales de los cinco protagonistas, se descubre que cada uno tiene diferentes experiencias personales, luchas y logros. También hay diversidad entre ellos debido a factores como la familia, las relaciones, la educación, la apariencia, las habilidades lingüísticas y la crianza.
Aquí el punto en común es que cada uno de ellos en algún momento de su vida se ha cuestionado su identidad. Si nadie los considera japoneses, aunque ellos se sientan así plenamente, ¿qué son?, ¿qué identidad deberían adoptar y aceptar?.
La fuerza está en las diferencias
El documental muestra distintas asociaciones que fomentan los encuentros entre los Hafu. Éstas tienen por objetivo abrir un espacio de debate sobre una amplia variedad de temas, ya sean identitarios, de integración social o de carácter más legal ya que Japón no acepta la doble nacionalidad y obliga a renunciar a cualquier nacionalidad que no sea la japonesa en caso que se quiera solicitar. Además contribuyen a hacer pública esta situación entre los ciudadanos japoneses, siendo un factor de cambio en el imaginario colectivo de la sociedad.
Finalmente dejan abierta la puerta para que se geste un futuro mejor donde las relaciones interculturales sean bien vistas dentro de la sociedad nipona y que el discurso homogeneizador que ha primado en las últimas décadas quede en la historia. Como indica uno de los pósters “Japón está cambiando”, y ese cambio lo llevan adelante estas “minorías” que poco a poco empiezan a alzar la voz frente a la opresión. Quien acceda a este conmovedor e interesante material comprenderá que en Japón no es todo color de rosas.
Podés verlo en: BiliBili.tv
Nota: Nahuel Murru
Nahuel Murru es periodista recibido en 2015 en el Instituto Sudamericano para la Enseñanza de la Comunicación (ISEC). Estudia japonés desde 2012 y actualmente está cursando la Tecnicatura Superior en Cultura y Lengua Japonesa en el Instituto de Estudio Japoneses – Terciario Nichia Gakuin.