Con la apertura de Japón, luego del aislamiento casi total durante el período Tokugawa, se produjo un trasplante de sistemas educativos en todas las áreas de estudio, incluido el derecho. ¿Cómo fueron estos comienzos de la incorporación del derecho occidental en Japón?
El inicio serio y sistemático del estudio y práctica del Derecho en Japón puede fijarse a fines del siglo XIX. Con la Restauración Meiji (1868-1916), Japón recorrerá nuevos caminos y al mismo tiempo enfrentará las presiones de las fuerzas foráneas. Las reformas efectuadas en esa época alcanzaron prácticamente todos los estratos y ámbitos de la sociedad, incluyendo los estudios del Derecho y la Justicia, en general. Por su importancia, este período es considerado como la primera etapa en la evolución de los estudios del Derecho, que abarca desde 1853 hasta 1945.
En Derecho, se intentó adoptar el sistema legal inglés, pero en definitiva fueron las teorías legales alemanas las que resultaron más acordes con el marco evolutivo que se pretendía dar a la sociedad nipona. De hecho, la Constitución de 1889 fue redactada por una élite, entre quienes se encontraba Hirobumi Itô, importante estadista y político de la época, que se inclinó por el modelo alemán, más exactamente por la Constitución Prusiana.
Otro documento legal de mucha importancia fue el Edicto Imperial de Educación de 1890 que fuera el resultado de acuerdos políticos internos más que de la influencia extranjera. El ‘Edicto Imperial en Educación’ debe ser considerado como el documento oficial “que establecía la más alta guía en instrucción moral” y colocaba la lealtad y piedad filial entre los valores más elevados que todos los sujetos imperiales debían mantener. Estos valores, vistos como típicamente japoneses, constituían la esencia de ese pueblo capturada por el término “kokutai” que durante gran parte de este período significó el gobierno por el Emperador. Así se trataba de armonizar exigencias foráneas con necesidades y tradiciones propias.
El referido Edicto también centralizaba la educación en manos del gobierno, para implementar políticas nacionalistas y organizativas en general, más allá de la occidentalización de algunos rubros de la misma. Fue durante esa época que se crearon algunas universidades como la Universidad Imperial de Tokyo; la Universidad Okayama de 1870; la Universidad Chuo basada en la ‘English Law School’, en 1885; la Universidad Kyushuu, 1903, que en sus primeros años estuvo legalmente unida a la Universidad Imperial de Kyoto.
Respecto del método de enseñanza usado, si bien se intentó implementar los empleados en Europa y los Estados Unidos de América, ello no fue sencillo o posible en dichas universidades. Es que la enseñanza durante épocas anteriores se llevaba a cabo bajo las formas confucianas tradicionales, donde la memorización resultaba clave. Fue vital e importante la adopción de la legislación alemana, que creara nuevas dificultades por la ausencia inicial de profesores capacitados para enseñar los nuevos tópicos, y por la inclusión de temas como los de libertad, derechos y democracia, desconocidos para los estudiantes japoneses de esa época.
Con posterioridad al dictado de la Constitución Meiji, 1889, ya la mayoría de los textos habían sido traducidos al chino, según la costumbre tradicional, y la lectura se impuso sobre la oralidad. En definitiva, la adopción del derecho foráneo se hizo desde el punto de vista japonés, que muchas veces no coincidía con el originario basado en teorías legales alemanas. En cuanto a la legislación, el modelo alemán también estuvo presente en el sistema penal y civil. Sin embargo, el Derecho Internacional fue la ‘vedette’ por dos razones fundamentales: conocer el derecho extranjero a fin de evitar nuevas invasiones, y lograr que Japón fuera reconocido como un país civilizado.
Para acceder a las universidades se debía pasar un examen muy riguroso, como es común en toda Asia. Posteriormente, concluidos los estudios de Derecho, un nuevo examen determinaba quiénes estarían habilitados para realizar el entrenamiento previo al ejercicio de la profesión. Existían dos tipos de entrenamientos: uno para jueces y fiscales, y otro para los que querían ejercer la profesión en forma privada. Las vacantes eran muy restringidas, por lo tanto la competencia era muy fuerte, y de esa manera al gobierno le era fácil poder regular y hasta controlar el ejercicio de la profesión. Y así fue como se iniciaron los primeros abogados japoneses.
Por los Dres. José L. Anzit Guerrero y Carlos A. Raubian / info@anrau.com.ar