“Kamo no Chōmei, también llamado Kikudayu (1155-1216), nació en una familia de sacerdotes sintoístas al servicio (hereditario) del templo Kamo-jinja de Kioto. Su padre era nagi (sacerdote sintoísta de bajo rango) de un templo adscrito al Kanio-jinja, llamado Tadashu-sha. Chōmei, poeta brillante, fue discípulo de Shun’e, hijo de Minamoto no Toshiyori, y sus poemas figuran en el Shin-Kokinshu (Nueva antología de poemas antiguos y modernos) y en su propia antología Kamo no Chōmei-Shu. Escribió, además, el ensayo poético Mumyd-shu y la colección de cuentos budistas Hosshinshū. Fue también un notable músico de biwa (especie de láud) y tuvo acceso al palacio imperial como miembro del Departamento Imperial de Poesía y como protegido del ex emperador Gotoba”[1].
Según el artículo leído de referencia, este poeta y ensayista escribió “Hōjōki” (“Pensamientos desde mi cabaña”), reflexiones sobre un ermitaño. Escrito a principios del período Kamakura, en este se registran lugares para la apreciación (recoger)[2] las flores del cerezo y las hojas otoñales.
“Cuando la marcha me resulta sencilla, y tengo fuerzas para ir más lejos, caminamos por los montes a través de Sumiyama, pasando Kasatori, y peregrinamos hasta los templos de Iwama e Ishiyama. O bien nos abrimos paso por la llanura de Awazu y visitamos la antigua casa del poeta Semimaru, o cruzamos el río Tagami para llegar hasta la tumba de Sarumaru- Dayū. En el camino de regreso, según la estación del año, juntamos flores de cerezo, hojas de arce, helechos, o recogemos semillas, bien como ofrenda para Buda o como recuerdo para nosotros”[3].
[1] Kamo no Chōmei, “Pensamientos desde mi cabaña”, Ed. Errata Naturae, Madrid, tercera edición octubre 2021. Pág. 23.
[2] Según traducción de Kamo no Chōmei, “Pensamientos desde mi cabaña”, Ed. Errata Naturae, Madrid, tercera edición octubre 2021. Pág. 54-55.
[3] Kamo no Chōmei, “Pensamientos desde mi cabaña”, Ed. Errata Naturae, Madrid, tercera edición octubre 2021. Pág. 54-55.
Sumergirse en las profundidades del Momijigari
En “Momijigari 「紅葉狩り」Salir hacia el campo, las montañas para apreciar la coloración de las hojas”, se describe la diferencia en la utilización de “Kari/Gari”. Originariamente, el verbo 「狩る」(Karu) y el sustantivo 「狩り」(Kari/Gari) , este último, añadido a un sustantivo se pronuncia “Gari” en japonés. Esta palabra se asociaba con la caza de fieras y animales pequeños. Posteriormente, se fue extendiendo su uso y significado, relacionándolo con “Ir a recoger frutos pequeños como los llamados “Del bosque”, frutillas, manzanas, etc. También 「狩り」(Kari/Gari) –Caza- se lo vinculó con el contemplar las hierbas con florecillas que en verdad eran las hojas otoñales (refiriéndonos al período de Heian). El uso de este sustantivo añadido a otro en japonés como 「イチゴ狩り」”Caza (recoger) de frutillas” fue mutando. A partir de esto, es decir, de asociar el sustantivo caza o verbo cazar con recoger, surge el interrogante de porqué se interpreta de esta manera.
El artículo “¿Por qué apreciar la coloración de las hojas se llama «Momijigari»?[1], comienza haciendo esta distinción entre su uso de origen y su ulterior ampliación. “«Gari» es comúnmente «Caza», es decir, significa «Atrapar aves silvestres y fieras». Aparte de lo anterior, «Caza» también significa «Recoger frutos del mar y plantas», «Ir a buscar a campos y montañas plantas herbáceas y flores y apreciar lo recogido», etc. «Recoger conchas de mar», «Recoger uvas», «Recoger hongos», «Cazar luciérnagas», «Apreciar las flores del cerezo», «Apreciar la coloración de las hojas», etc. son las formas de uso excepcionales de «Gari»[2].
Debido a este sustantivo de “Gari” que significa “Caza” pero que se interpreta como “Recoger”, quizás haya personas que consideren Momijigari como arrancar y recoger las hojas otoñales de los árboles, no es cierto?, continúa la reflexión en el mencionado artículo: “Sin embargo, «Momijigari» significa «Salir al campo, a la montaña para apreciar la coloración de las hojas»”[3].
A partir de esta ampliación mutación en el concepto de “Gari”, hubo una costumbre entre los nobles de antaño que podría dilucidar porque “Kari/Gari”, es decir, “Caza” se lo vincula con “Recoger frutas, frutos del mar, plantas, etc.” y “Apreciar la coloración de las hojas otoñales”.
Los nobles como en la época de Heian consideraban que caminar era poco refinado; preferían movilizarse con carro tirado por bueyes. Sin embargo, a estos animales se les hacía difícil subir las montañas para que ellos pudieran admirar/contemplar las flores y las hojas.
La “Caza” (de animales) había que hacerlo caminando, es decir, no era algo extraño, salir para esto. Entonces, los aristócratas compararon esta costumbre con el salir y apreciar las flores y hojas, es como ir a “Cazar”, quizás conjeturaron esto.
“Entonces, ir a mirar flores y hojas, salir a caminar por campos y montañas, se piensa que terminó siendo comparado con «Cazar». No era extraño que se saliera a caminar si había caza, creo que eso pensaban las familias nobles de Heian”[4].
[1]『紅葉を観賞することをなぜ「紅葉狩り」というのか?』
“¿Por qué apreciar la coloración de las hojas se llama «Momijigari»?”
[2] Traducción e interrelación de esta amateur, quién escribe el artículo.
[3] Idem
[4] Idem.
La leyenda de la “Mujer demonio Momiji”
Según lo detallado en el artículo “¿Por qué apreciar la coloración de las hojas se llama «Momijigari»?”, el tema de la contemplación de las hojas otoñales aparece en la enciclopedia antigua y hay una obra de teatro Noh de Kanze Nobumitsu del período Muromachi.
“Taira no Koremochi, un comandante militar de mediados del período de Heian, fue invitado a un banquete de la coloración de las hojas dentro de la montaña por un demonio disfrazado de una bella mujer. Debido a la danza y el vino de arroz de la mujer bella, Koremochi, por un descuido terminó olvidando lo que sucedió antes y después. Su vida corría peligro pero al final, el demonio reveló su verdadera naturaleza, y después de todo, la exterminó”[1].
Entonces, el “Momijigari” es como salir de “Caza”, igual que antaño, cuando comparaban el “Salir a cazar animales salvajes y aves silvestres” con el caminar y apreciar las flores y las hojas otoñales por los campos y montañas. Además, el “Momijigari” ha florecido en los pensamientos filosóficos-religiosos y en las artes como el teatro Noh.
En algunos lugares del Japón ya se puede apreciar la coloración de las hojas y se puede disfrutar de este “festival” de colores otoñales hasta principios de diciembre.
[1] En 『紅葉を観賞することをなぜ「紅葉狩り」というのか?』
“¿Por qué apreciar la coloración de las hojas se llama «Momijigari»?”
Traducción e interrelación de esta amateur, quién escribe el artículo.
María Florencia Zaia: Nació en Luján, pcia. de Buenos Aires en 1976. Es Licenciada en Relaciones Internacionales. En sus comienzos (2006), se vinculó con Japón por trabajo y estudio. Colaboró con el diario “La Plata Hochi”. Estudió japonés por muchos años en el Instituto Privado Argentino-Japonés Nichia Gakuin. Siempre tuvo interés por la cultura japonesa y sus valores virtuosos (Bushido). Gusta de su literatura, algunos de sus autores predilectos son Natsume Soseki y Yoko Ogawa.