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Japonismos de ayer y hoy

El pasado 14 de diciembre de 2023 se llevó a cabo en el Museo de Arte Oriental la última charla del ciclo de ”Puentes a Japón”, a cargo del Dr. Pablo Gavirati Miyashiro quién disertó sobre “Japonismos de ayer y hoy”.

El Dr. Gavirati comenzó preguntando ¿Qué es el Japonismo? El público respondió «Un rasgo de identidad», «Una recreación», «La mirada de Occidente».

El Japonismo, que desde lo académico trabaja a partir de la teoría del arte, punto de partida que tomó el Dr. Gavirati para avanzar. Reproduciendo lo que él plasmó en la charla dijo que el Japonismo es una corriente artística específica nacida y nucleada en Europa, con el epicentro en Paris, desde mediados del siglo XIX en adelante. Este período coincide con la apertura de Japón –Meiji-, y esto facilita una especie de descubrimiento del Japón, específicamente lo que tiene que ver con sus producciones artísticas: Grabados ukiyo-e.

Estos grabados comienzan con un coleccionismo pero después empiezan a tomar cuerpo en una manifestación propia de los artistas europeos influenciados por sus pares japoneses.

El Japonismo ¿Cómo se trabajó más allá del arte? Alberto Silva, profesor en letras, que en los últimos años trabajó mucho con el Zen. En un libro escrito por él, “La invención de Japón” (2000), de enfoque sociológico. En ese libro él dice que «El japonismo sería una especie de devoción laica hacia un mundo pintado como e irreductiblemente ajeno al nuestro». Donde importaba ver la diferencia, y que la misma llevaba a una fascinación. Una fascinación sobre una civilización que fue entendida por los europeos como el arquetipo de lo otro. Un otro que se veía como muy diferente, la otredad para Europa.

En el libro “La naturaleza del Japonismo”, se trabajó en ese marco, en lo referente a las representaciones, donde una obra puede ser considerada de diferentes modos en el entorno en el cual se produjo esa obra, con el contexto en el cual se lee, en geografía y en temporalidades distintas. Por ejemplo, el artista Van Gogh quién mientras estuvo vivo no fue prácticamente reconocido, la Biblia y el contexto en que se produce, las diferentes interpretaciones y corrientes.

La idea sería que si bien un producto japonés también responde a cierto contexto histórico, social, cultural, esa misma obra puede ser resignificada y releída desde el extranjero como una recreación, como una nueva invención. A eso nos referimos con Japonismo.

 

¿Qué fue lo que les fascinó a los europeos de aquella época? ¿Esa fascinación está acotada a un exotismo?

 

A fines del siglo XIX hay ciertos intelectuales que comienzan a trabajar académicamente sobre Japón y empiezan a marcar que un rasgo que es llamativo de Japón y que a su vez lo convierte en una civilización de respeto, todo lo que tiene que ver con el arte y con la estética.

Entonces, de ahí, de algún modo, una podría decir que hay un cierto modo de sesgo eurocéntrico, en el sentido de que de Europa eran propiedad la filosofía, la ciencia, el pensamiento racional y en oriente en general todo lo que tiene que ver con la sensibilidad, con lo estético.

En el caso de Japón, como un país que no fue colonizado por ninguna potencia occidental, del modo que si lo fueron otros países, esa idea de que es una cultura estética vista con un status civilizado.

Ese rasgo estético fascinó a Europa. “¿Quién dijo esta frase?”, preguntó el Dr. Gavirati: «No es casi una verdadera religión lo que nos enseñan los japoneses, tan simples y que viven la naturaleza como si ellos mismos fueran flores». Fue Vicent Van Gogh.

Fue él, justamente uno de esos pintores japonistas, quién fundó una comunidad de artistas. Se mudó al sur de Francia. Él decía que los japoneses le habían enseñado el poder de la luz y del sol. La naturaleza es central. Esa fuente de inspiración que a su vez los artistas japoneses eran más sensibles a cómo captar, a cómo poder representar a esa naturaleza, de una representación no del modo quizás más canónico como todavía está preconcebido en Europa y desafiado por las distintas corrientes llamadas de la vanguardia.

Los artistas europeos coleccionaban grabados de ukiyo-e para inspirarse. Van Gogh mismo tiene una especie de distintas reversiones de grabados ukiyo-e donde la naturaleza es la protagonista.

¿Solamente lo podemos restringir a las artes plásticas?  No. Aquí tenemos otras frases: «El amor a la naturaleza es como una religión nacional de este pueblo», cronista de la época, Enrique Gómez Carillo, que también publicaba en el diario “La Nación”, en la Argentina. Que fue uno de los primeros escritores en lengua castellana que viaja, y justamente también le llama la atención y toma nota de esta idea de que los japoneses tienen una relación distinta con la naturaleza. Al punto tal que se puede llegar a considerar una religión.

Otra frase: «Hay cierto sentimiento religioso, incluso en el deleite de los árboles y las flores, el encanto por los jardines, el amor por la naturaleza. Hoy en día ese maravilloso mundo artístico está siendo irremediablemente destruido por la revolución industrial y la transformación social que conlleva» -Lafcadio Hearn-.

Lafcadio Hearn, en uno de sus libros, uno de los primeros europeos que se asienta en Japón y que vive y que traduce y que compila de algún modo la literatura folclórica y popular de Japón. Él también está atraído por esta idea de la armonía con la naturaleza. Entonces de algún modo no se restringe solamente al arte, sino que también están las expresiones literarias.

Esta corriente del Japonismo, aunque tiene una especificidad, también tiene puentes con una corriente mucho más amplia y mucho más profunda que tiene que ver con el romanticismo. En este caso nos estamos refiriendo a la corriente filosófica, literaria, artística, que de alguna forma cuestiona el paradigma iluminista, la revolución industrial, la tecnología y el raciocinio, que de alguna forma nos está haciendo perder nuestra humanidad, nuestra sensibilidad.

Y ahí es que el Japonismo, si bien es posterior en surgimiento, se encabalgaba en esas ideas románticas.

Una cita de Hortensia Castro, investigadora de Argentina, donde dice que «El movimiento romántico también proporciona una transformación profunda de las ideas de la naturaleza.», justamente cuestionando el ideario del progreso infinito.

Se puede plantear la cuestión entre la corriente romántica y un cierto cuestionamiento de la modernidad, si entendemos que ésta como dice el antropólogo Bruno Latour que «La modernidad se puede entender como el momento en el cual se crean dos esferas autónomas, una es la sociedad, la humanidad, y la otra es la naturaleza y el hombre se considera que está por fuera de ésta.», y que de algún modo podría ser la causa de la crisis ambiental.

El Japonismo, y esos autores japonistas, en sus crónicas, por ejemplo Hearn, decía explícitamente que tenía miedo que ese patrimonio estético del pueblo japonés, en el inicio de ese período de modernización Meiji, que significó una industrialización de Japón, hiciera perder justamente esa sensibilidad que reconocía como un patrimonio no sólo de Japón sino para el mundo.

Si nos movemos desde fines del siglo XIX hacia principios del siglo XX donde se crea el Japonismo, y nos vamos hacia la actualidad, qué cambios hay entre esos dos contextos, a mí el que me interesa señalar es el cambio climático.

Como investigador, yo hice mi tesis doctoral sobre las negociaciones de cambio climático, que sea un amplio consenso científico, 99% de los científicos del mundo que han investigado que el cambio climático está producido por la humanidad en general, y específicamente, por una serie de emisión de gases, justamente, industriales, además de otros gases que por ejemplo se producen con la deforestación, o más bien que la deforestación hace que esos gases no sean absorbidos.

Me interesa verlo como contexto para seguir hablando de este idea de Japonismo y naturaleza. Ya sabemos que hay un cambio climático que ya es irreversible, la cuestión es hasta que nivel de daño, de riesgo nos enfrentamos.

La idea es decir que estás son las consecuencias del cambio climático, ¿Cuáles son las causas? Concretamente es la emisión de gases industriales, de efecto invernadero. En términos de las ciencias sociales, ¿Qué aportes le pueden hacer las ciencias sociales al respecto? Una corriente, la ecología política latinoamericana, dice que de alguna forma la crisis ambiental  no es solamente una crisis de la naturaleza sino que es una crisis civilizatoria que justamente implica los modos en los cuales nos relacionamos, no con la naturaleza como si fuera una entidad totalizante. El modo que nos conectamos con tal planta, tal animal, tal roca, y nosotros decidimos llamarla naturaleza como si fuera algo parte, pero en realidad hay una multiplicidad de seres, una multiplicidad ontológica.

¿Por qué hablé de la crisis ambiental? Mi idea es decir cómo es el Japonismo más anclado en el arte y en la búsqueda de la belleza o de una sensibilidad y que sí esta estaba vinculado con el movimiento romántico y que de alguna forma había una crítica a la revolución industrial y que no estaba vinculado a lo que hoy entendemos como crisis ambiental.

Cómo el Japonismo nos podría ayudar a resolver o por lo menos a enfrentar, a entender, o a sensibilizarnos de manera distinta frente a nuestra crisis ambiental y ecológica.

En Japón existe cierta armonía con la naturaleza, una cultura no solamente artística sino en distintos ámbitos, pero de lo artístico, es quizás lo que más nos llame la atención. Hay tenemos un grabado de Hokusai del monte Fuji, el Jardín Japonés de Buenos Aires. Uno de los productos emblemáticos de Japón es su naturaleza.

A fines de los noventa, dentro del ámbito de los estudios japoneses, se empezó a cuestionar hasta qué punto la sociedad japonesa respeta estos valores de armonía con la naturaleza, supuestamente considerados más tradicionales en el sentido de Japón también justamente se ha modernizado, se ha industrializado y había tenido una serie de problemas en los sesenta y en los setenta como la enfermedad de Minamata –enfermedad de metilmercurio-.

La puesta en agenda de los estudios ambientales y la crisis ambiental en los estudios japoneses, de alguna forma, ponen en boga o recuperan este ideario de armonía con la naturaleza.

Haruo Shirane, un investigador radicado en los Estados Unidos, que hace unos años publicó este libro que se llama  “La cultura de las cuatro estaciones”, es un estudio muy erudito que justamente trabaja desde el período Heian en adelante, que es un período que se conoce como la gestación de la cultura clásica japonesa y donde la idea de la cultura de las cuatro estaciones esta presente en la poesía como en el haiku. Shirano cuestiona esta armonía de las cuatro estaciones porque fue producida por aristócratas que vivían en palacios, que no estaban en contacto real con la naturaleza.

¿Podemos resignificar parte de ese patrimonio? Más allá del origen aristocrático de esta cultura de las cuatro estaciones, después se fue popularizando la historia de Japón.

¿Cómo el Japonismo puede contribuir? Es importante poder distinguir un Japonismo basado en el exotismo y lo que tiene que ver con una recreación o un diálogo intercultural.

Son posibles otros acercamientos: Akiko Mabuchi, investigadora japonesa sobre los Japonismos distingue dos tendencias: una es la exotista vinculada con el orientalismo y una tendencia que condujo a nuevas imágenes y expresiones artísticas. El exotismo sería una visión superficial, una moda pasajera y representar a Japón sólo como lo exótico en tanto a que es diferente a mi cultura y solamente por eso me fascina, hasta esta segunda corriente que sería como un proceso de maduración y que implica que esa inspiración se convierta en una renovación, en una recreación artística, en una absorción, integración y modificación de las formas artísticas introduciendo los puntos de vista y los modelos de aprendizaje de la cultura japonesa.

 

 

Japonismo en la Argentina

 

Existirían experiencias y antecedentes del Japonismo en la Argentina vinculado con representaciones y retransformaciones de la naturaleza.

Un ejemplo es la artista Cristina Coroleu con las japonerías del Lapacho y del Jaracandá. El Dr. Gavirati mostró las imágenes de las producciones recientes que remiten el “fenómeno” del Hanami nativo.

¿Qué es el Hanami? Es la apreciación de las flores del cerezo, práctica emblemática de esta la cultura de las cuatro estaciones, que si bien se popularizó en el período Edo (1603-1867), en realidad su nacimiento tiene que ver con el período Heian, incluso algunos autores dicen que es antes, en el período Nara.

¿Qué pasa con el Hanami hoy, se sigue practicando? En Heian era común que la contemplación del Hanami se hiciera con concursos de poesía. Hoy en el Japón transcurre en los parques.

La idea del Hanami nativo es retomar o recuperar esta práctica tradicional japonesa, no el más contemporáneo como se celebra hoy por hoy en Japón. Y en ese sentido, vincularlo con una práctica más de lo estético, de lo artístico, de la contemplación y de la sensibilización.

Nativo, revalorizando especies locales: el Jacarandá, el Ceibo, y desde ese punto de vista, ese giro de los árboles de los sakura por los autóctonos tiene que ver con un giro ecológico, donde también está la idea de transmitir una sensibilización por lo ambiental, recuperándolo en nuestra ciudad de Buenos Aires.

Para terminar, el Dr. Gavirati mostró como ejemplo las esculturas de Juan Pablo Marturano de la exposición “Dō”, y el interés que le desertó una de las charlas llamadas “La montaña sagrada”: una práctica sensible muy vinculada con la idea de la cultura japonesa. El Dr. Gavirati lo relacionó con una investigación que comenzó hace un tiempo.

El monte Fuji y el volcán Lanín, ambos tienen 3.776 metros sobre el nivel del mar, tienen una forma también muy similar, y sin embargo ¿Qué pasa acá con el volcán Lanín? No  forma parte de nuestro patrimonio, como sí lo hace el monte Fuji en Japón.

El expositor finalizó esta charla diciendo que le interesaba compartir con los presentes cómo el Japonismo puede ser un modo de intervenir, de ver de otra forma, de transformar; por ejemplo, podemos reconocer y respetar el monte Fuji pero también podemos mirar nuestro patrimonio.

La última frase, un poco, como lema: «El Japonismo será ambiental, intercultural y popular o no será».

 

Cierre del ciclo de charlas: “Puentes a Japón

 

Preguntas realizadas a la Directoria del Instituto Superior de de Estudios Japoneses nivel terciario del colegio Nichia Gakuin, Dra.  Paula Hoyos Hattori.

 

  1. ¿En qué consiste este ciclo de charlas «Puentes a Japón»?

 

Este ciclo co-organizado por el Museo Nacional de Arte Oriental y el Instituto Superior de Estudios Japoneses (nivel terciario de Nichia Gakuin) se ha propuesto brindar conferencias presenciales sobre distintos aspectos de la cultura y la historia de Japón, pensadas para un público amplio, a lo largo del 2023. En el marco de las celebraciones por los 125 años de Relaciones entre Argentina y Japón, el ciclo además cuenta con el auspicio institucional del Centro Cultural e Informativo de la Embajada de Japón en la Argentina. Entre marzo y diciembre de 2023, este ciclo «Puentes a Japón» consistió en ocho conferencias, dictadas en la sede del MNAO por profesores e investigadores del Instituto Superior de Estudios Japoneses, que afortunadamente tuvieron una muy buena recepción por parte del público participante.

 

  1. ¿Podrías enumerar las charlas y qué se tuvo en cuanta para elegir ciertos temas a difundir?

 

Las ocho charlas que componen este Ciclo abordan aspectos diversos de la historia, la cultura, el arte y la literatura de Japón, y contemplan también las particularidades de su vínculo con Argentina. Así, se han elegido temas que celebran las relaciones entre ambos países y proponen una mirada rigurosa y original sobre ese objeto de estudio, de deseo y fascinación que sigue siendo Japón en nuestras latitudes.

 

Aquí el detalle de los ocho títulos y conferencistas:

 

– «Los 125 años de relaciones entre Argentina y Japón», por la Lic. Cynthia Gómez.

– «La ceremonia del té en Argentina. Conexión Kioto-Buenos Aires, ida y vuelta», por la Lic. Malena Higashi.

– “La historia del Genji en objetos del MNAO – Un recorrido por la literatura y las artes visuales de Japón”, por el Dr. Ariel Stilerman.

– “Japón en su música: relatos sonoros a través del patrimonio del Museo Nacional de Arte Oriental”, por el Mg. Andrés Duarte Loza.

–  “Yoshio Shinya: Imaginando el Oriente desde el Río de la Plata”, por el Dr. Facundo Garasino

– “Kazuya Sakai: artista plástico y traductor de Japón en Argentina”, por la Dra. Kana Takaki.

– “Un Japón en estado de creación: imágenes, estereotipos e inmigración en creaciones audiovisuales del siglo XXI”, por la Mg. Marcela Canizo.

– “Japonismos de ayer y hoy. Navegaciones entre el exotismo orientalista y la recreación intercultural”, por el Dr. Pablo Gavirati Miyashiro.

 

¡Muchas gracias al  Centro Cultural e Informativo de la Embajada de Japón, al Museo Nacional de Arte Oriental, al Instituto Superior de Estudios Japoneses (nivel terciario de Nichia Gakuin) y a los expositores invitados!

 

📝📸: M. Florencia Zaia

María Florencia Zaia: Nació en Luján, pcia. de Buenos Aires en 1976. Es Licenciada en Relaciones Internacionales. En sus comienzos (2006), se vinculó con Japón por trabajo y estudio. Colaboró con el diario “La Plata Hochi”. Estudió japonés por muchos años en el Instituto Privado Argentino-Japonés Nichia Gakuin. Siempre tuvo interés por la cultura japonesa y sus valores virtuosos (Bushido). Gusta de su literatura, algunos de sus autores predilectos son Natsume Soseki y Yoko Ogawa.

Acerca de victoria nakazato


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