En esta seguna nota, nos referiremos a la concepción social de la mujer a través de ciertas expresiones y de las actitudes discriminatorias en el ámbito político.
En la primer parte de esta serie de artículos publicada en octubre, los datos nos daban un pantallazo sobre la situación laboral de las mujeres japonesas y el notablemente bajo porcentaje de participación en puestos decisivos en corporaciones y en la administración pública. Asimismo los números demuestran que aún continúan muy arraigados los conceptos como “el hombre proveedor / la mujer ama de casa y madre” o “la mujer debe abandonar el trabajo cuando tenga hijos.”
Discriminación a la orden del día
No solamente son cifras, las actitudes y expresiones discriminatorias que refuerzan esas ideas siguen hoy a la orden del día.
En un artículo del blog Japonismo.com escrito por Laura Tomás-Avellana, menciona por ejemplo “declaraciones como las del (ex)ministro de sanidad Yanagisawa, que describió las mujeres como “máquinas de hacer niños” (enero 2007) y sugirió que el bajo índice de natalidad japonesa era culpa de mujeres que no estaban sabiendo cumplir con su obligación de tener hijos, o la recomendación de Hakubun Shimomura, actual ministro de Educación y Cultura del gobierno de Abe, hacia las mujeres para que “se queden en casa y cuiden de sus hijos” como solución a la falta de guarderías y centros infantiles.”
También en el Poder Legislativo japonés son recurrentes las actitudes sexistas hacia las mujeres. En una clara contradicción de la política de Abe para incentivar la integración de la mujer, las pocas legisladoras que hoy forman parte del cuerpo y logran exponer sus ideas y propuestas sobre la problemática de la baja de la tasa de natalidad, el retraso en la edad de los jóvenes para casarse, la imposibilidad de compaginar la vida profesional con ser madre, son insultadas por miembros del partido gobernante (tal el caso de Ayaka Shiomura de la Asamblea Metropolitana de Tokyo).
O simplemente, por “atreverse” a tener un hijo mientras ocupa un cargo legislativo (como el caso de Mayu Murakami en la asamblea de la ciudad de Osaka), son acusadas de “traidoras al electorado”, “ladronas de sueldo”. Actualmente la Asamblea de Tokyo tiene 127 miembros, 25 de los cuales son mujeres, mientras que en la Dieta nacional tan sólo hay 78 mujeres de entre los 722 miembros de las dos cámaras.
Retroceso en igualdad de oportunidades
Aunque las intenciones de Abe son elogiables y ha incorporado a varias mujeres a su gabinete, ha sido más el retroceso que el avance. Los resultados del Reporte Global de Brecha de Género (Global Gender Gap Report 2013), un informe del Foro Económico Mundial que analiza las disparidades entre sexos a nivel mundial ubica a Japón en la posición 105 del ránking entre 136 países; viene cayendo 3 a 4 posiciones todos los años desde 2010 y especialmente en cuanto al “empoderamiento político” de la mujer ha retrocedido 8 lugares en relación al año pasado.
La sociedad japonesa misma sigue utilizando expresiones alusivas al género femenino que reflejan cuál es su concepción social. Laura en su artículo escribe: “La existencia de términos como christmas cake (para referirse a mujeres de más de 25 años sin perspectivas de matrimonio), shokuba no hana (literalmente, flor de oficina) u OLs (office ladies), que básicamente sirven a sus compañeros masculinos, demuestra que Japón está lejos de vencer la discriminación laboral por cuestión de género y que la idea de que la mujer es inferior al hombre en el ámbito laboral está todavía muy presente en la mente de toda la sociedad.”