Alternativa Nikkei Revista Online de la Cultura Japonesa
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Entrevista a Ary Kaplan Nakamura
“Mucha gente dice que en mis fotos ven relatos, historias. Supongo que tiene que ver con el hecho de haber estudiado cine. A veces cada foto es como el fotograma de una toma y varias fotos juntas parecen cobrar movimiento, sonar, hablar. No busco transmitir, busco capturar. A veces me desespera la idea de no poder quedarme con un registro de ese instante tan rico que se me presenta. Por eso cuando viajo cargo con el karma de mis kilos de cámara y lentes. A veces camino kilómetros y no tomo ni una sola foto, pero si la foto se me aparece y no tengo la cámara, habérmela perdido me carcome el pensamiento.”
La respuesta de Ary Kaplan Nakamura lo define como un fotógrafo con una impronta de director de cine, pero también muestra de forma inefable su pasión por la profesión.
Afortunadamente para los lectores de Alternativa Nikkei, podremos disfrutar de esos “relatos fotográficos” de Ary, de esa pasión que se refleja en las imágenes acompañadas de historias.
“Fotografía aprendí autodidácticamente desde chico. Mis viejos tenían una Canon A1 que casi no usaban y me la apropié. La fotografía me da la posibilidad de quedarme con los momentos más lindos que encuentro. Es la mejor manera que encuentro de revivir aquello nuevo y hermoso que viví y poder compartirlo con otros.”
Ary comenzó con la fotografía de esa manera, convencido de que no quería ser ni contador, ni abogado, ni médico, o ingeniero, o arquitecto. Desde chico estuvo ligado al arte: su mamá es profesora de música, por ejemplo, y estudió percusión, piano y canto a lo largo de unos diez años. Ser fotógrafo y que luego ingresara a la Universidad del Cine y se recibiera de Licenciado de Dirección Cinematografía fue un devenir de lo más natural.
La fotografía lo acompaña cuando recorre el mundo, le da el impresionante material para presentarlo en diversos ámbitos culturales. En lo laboral, le permitió trabajar 8 años en Clarín y en Ciudad.com como video reportero y fotógrafo.
Hoy en día, como profesional freelance, la fotografía le aporta el 50% de sus ingresos -el resto proviene de los videos-, así tiene importantes clientes como Swiss Medical, SMG Life, Roemmers, Fundación Telefónica, Expobaires, Asociart, AVIRA, Movistar, Greenpeace, Innovar y varias pymes.
Me llevaron a exponer mis fotos y videos a «Arteamericas» en Miami. También a Sao Paulo y una muestra itinerante en Japón por el bicentenario de Argentina. Con el material de mi viaje a Japón realicé la exhibición «Vivir en Japón, imágenes y relatos«, un trabajo de foto documental, video y relatos que se presentó en el Centro Cultural Recoleta con el auspicio de la Embajada de Japón.
Y de mi travesía por Israel y otros países de Medio Oriente presenté en el Centro Cultural Borges, la exhibición «Pasaje a Medio Oriente, fotos y relatos de un viajero” que tuvo el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación y la Biblioteca Nacional.
También tengo publicadas mis fotos en varios libros como el del «Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva en Tecnópolis» y «San Martín Innovación».
Gracias a sus antepasados maternos -su madre es de ascendencia japonesa, mientras que su papá es de ascendencia judía-, pudo presentarse a la becas de la prefectura natal. La experiencia de las pasantías fue muy enriquecedora y le dio la perspectiva de lo que significa Japón para él.
Mientras estudiaba ya trabajaba freelance en eventos sociales y empresariales. En parte lo hacía con un amigo que tenía contactos en Chile así que íbamos y veníamos seguido. Hasta que él se quedó allá, me pidió que me quedara y yo preferí irme a Japón con una beca en televisión.
Fui a Japón por dos becas de la prefectura de Ehime. La segunda fue sólo de unas semanas y era para reconectarme como mi familia y amigos del trabajo. La primera fue de 10 meses (año 1998-1999). Trabajé en el canal de TV local «Nai Kai Housou» y estudié japonés. La beca me sirvió muchísimo. Aprendí mucho del «métier» de camarógrafo, editor de noticias, y de cultura japonesa. Mi trabajo era cubrir noticias, pero viniendo de Argentina, era como estar trabajando en un inacabable documental.
En un aspecto más íntimo y personal, las vivencias en Japón hicieron que se reconociera en sus raíces orientales y se diera cuenta finalmente de la razón de algunos aspectos de su personalidad. También influyó en la futura relación con la colectividad para interesarse más e involucrarse con las actividades sociales de su “kenjinkai”.
Aprendí a reconocerme como japonés (lo soy más de lo que creía, y que es mi entorno familiar) y me enteré por qué me daba siempre tanta vergüenza preguntar o expresar algo en público. El japonés teme hacer el ridículo y no se permite quedar mal. Eso siempre me pasó y de grande permanece, pero me obligo a transitarlo y vencerlo.
De chico sólo iba esporádicamente a las reuniones de Ehime y Fukuoka Kenjinkai (por mi abuela y mi abuelo). El viaje a Japón me marcó muy fuerte y de regreso comencé a estudiar en Nichia Gakuin, participar de eventos y presidí el Ehime Kenjinkai por 5 años además de participar del «Todofukenjinkai» (una comisión que buscaba unir a todos los kenjinkai de Argentina). Japón es un país donde siempre regresaría, es el futuro y el pasado, y es sin duda mi raíz.
Hoy, todo este bagaje de experiencias y material fotográfico irá plasmándose en las colaboraciones de Ary para Alternativa Nikkei. Simultáneamente continuará con sus otros proyectos profesionales. El más próximo y anhelado es la realización de un cortometraje y para ello ya está “desempolvando su cerebro y dejando fluir los dedos” en un taller de guión cinematográfico.
Mi postergada y reflotada meta es el cine. Escribir y dirigir una película. Este año tiene que ser un cortometraje y luego el largo. Largo camino he recorrido y es hora de pegar un salto. Quien dice no me pegue un golpe, pero tengo claro que la vida hay que vivirla y mucho peor que hacer algo mal, es no haberlo intentado.
