La autora Gabriela Casella honra el género de poesía japonesa “haiku” en su libro “Rumor de jazmines” y pudimos hacerle una entrevista exclusiva para saber más sobre la creación de este libro.
“Con la autenticidad que otorga el respeto al espíritu del haiku tradicional y las vivencias de una poetisa de nuestros tiempos, este libro invita, en cada poema, al deleite de los sentidos y a una contemplación profundamente poética de la existencia”.
¿Cómo se inspiró para escribir el libro? ¿Cómo tomó la iniciativa de escribir haiku de su autoría?
Escribo haiku hace mucho tiempo, desde que mi amor e interés por la poesía universal me llevó a profundizar el conocimiento de esta expresión propia de la literatura japonesa. Me permito citar al maestro Matsuo Basho, cuya belleza me inspiró para, humildemente, escribir mis haikus: “Este sendero/ ya nadie lo recorre/ salvo el crepúsculo”. ¿Se imaginan la emoción que tuve cuando descubrí que el último verso de este haiku, “Salvo el crepúsculo” es el título del único libro de poesía de otro de mis escritores preferidos, Julio Cortázar?
La idea de este libro nació como un sueño, en un viaje a Capital, mientras miraba por la ventanilla del tren San Martín con una libretita y una birome sobre la falda. Se concretó mucho tiempo después, en una charla, mate de por medio, con la gente de Cantamañanas que me había abierto las puertas de su espacio cultural para dar talleres, entre ellos uno de Haiku. Les entusiasmó la idea, leyeron mis poemas, y juntos trabajamos para que el libro sea hoy ese objeto bello que tienen en sus manos, aguardando ser descubierto por unos ojos lectores y un corazón resonante.
¿Por qué decidió llamarlo «Rumor de jazmines»?
El título del libro no estaba decidido. Surgió de una charla con Carolina Arias y Cristian Walter, mis queridos editores. Lo elegí porque es un homenaje a la casa de mis padres, donde crecí. La casa posee una galería (centro de las reuniones familiares), bordeada por dos hermosas y viejas plantas de jazmines cuyo “rumor” evoca esos momentos.
Podrán comprobar con la lectura que estos jazmines y su perfume son protagonistas de muchos de los haiku, sobre todo los del kigo de primavera.
¿Estudió sobre Haiku en algún instituto? ¿Cómo empezó su interés por esta poesía japonesa?
En mi formación de profesora de Letras me interesé por la poesía oriental. Esta fascinación por el arte japonés surgió primeramente por el lado de las artes plásticas, en especial la pintura y los grabados japoneses. Cuando trabajaba para el diario La Nación (Suplemento Infantil), me acerqué al Centro Cultural de la Embajada Japonesa, donde me facilitaron bibliografía sobre los cuentos y poesías tradicionales. Realicé talleres en la Sociedad argentina de Escritores y con la profesora Liria Miyakawa. Continúo leyendo, investigando y compartiendo esta poesía con mis colegas, alumnos y mi familia.
¿Qué le gustaría transmitir al lector a través de los distintos Haiku?
Mi anhelo es que mis lectores encuentren la belleza que se hace presente en el instante, que se estremezcan con la brevedad del haiku, su poderosa síntesis que nos lleva a la reflexión y el respeto por la naturaleza. Espero que mis poemas sean inspiración para la lectura de otros autores, tanto de Oriente como de Occidente, clásica y contemporánea; que se transformen puentes que unan a los seres humanos. Creo en el valor de la palabra y del silencio significante que provocan en el otro y en uno mismo la mirada interior y la comunicación-comunión con los demás y con el entorno. Como reza el epígrafe de Rumor de jazmines: “Encuentra bello todo lo que puedas” (Vincent Van Gogh)
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