La soja tiene un alto contenido de isoflavonas, pero qué efectos puede tener en nuestra salud. Analizamos otra de las tantas propiedades que tiene esta legumbre, además de ser rica en proteínas, fibras solubles y calcio.
La soja siempre ha sido importante en la cocina asiática, entre ellas la japonesa y ahora de a poco está siendo más aceptada en la dieta occidental.
Se trata de una legumbre muy rica en proteínas, tanto que a los adultos nos aporta los 8 aminoácidos esenciales de los 20 necesarios para fabricar proteínas. Al respecto la Dra. Irei, nuestra colaboradora en temas de nutrición y salud, nos escribía: “su consumo es muy valorado entre las personas que basan su alimentación en productos de origen vegetal, ya que junto a un adecuado aporte de granos como el arroz y el trigo (incluyendo harinas y panificados) logra una calidad proteica comparable a la de la carne y otras fuentes proteicas de origen animal.”
Pero además de esta reconocida propiedad de la soja, lo que atrae a los investigadores de alimentos y a los profesionales médicos es su contenido de isoflavonas y sus potenciales beneficios en la salud como antioxidante.
Los radicales libres se forman continuamente en nuestro cuerpo como subproducto normal del metabolismo y son a veces necesarios para la lucha contra intrusos tales como bacterias y virus. Pero los radicales libres pueden hacer mucho daño cuando reaccionan con las moléculas esenciales tales como ADN, membranas y proteínas. Los antioxidantes terminan estas reacciones, a la vez que impiden la oxidación, oxidándose ellos mismos.
En particular las isoflavonas son antioxidantes con la propiedad de neutralizar los radicales libres que juegan un papel importante en el mutagénesis y carcinogénesis.
La Dra. Irei las mencionaba también: “la soja y sus derivados son ricos en estos compuestos vegetales que se asocian a una reducción de un gran número de enfermedades crónicas (algunas formas de cáncer, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares) e incluso para aliviar los trastornos propios de la menopausia. Se estima un contenido de 1 a 3mg por gramo de proteína aportada.”
Experimentos in vitro han demostrado que las isoflavonas derivadas de la soja (genisteína, daidzeína, equol) poseen capacidades antioxidantes varias veces superiores a las de las vitaminas E y C. Entre las isoflavonas, la genisteína tiene la actividad antioxidante más alta y al parecer puede aumentar la producción de la enzima superóxido dismutasa (SOD) que nuestro cuerpo produce para quitar radicales libres.
En cuanto a las patologías cardíacas, las investigadoras del Departamento de Nutrición de la Universidad de California Davis, Emily R. Cena y Francine M. Steinberg en su trabajo concluyeron que: “las semillas de soja y los alimentos hechos de soja son la mayor fuente de isoflavonas, las cuales actúan como antioxidantes y como capturadores y neutralizadores de radicales libres que de lo contrario podrían causar inflamación e incrementar el riesgo de enfermedades del corazón”.
La misma investigación muestra que las isoflavonas de la soja incrementan los niveles del llamado colesterol bueno HDL y reducen los niveles del llamado colesterol malo o LDL, por consecuencia, reducen el riesgo de enfermedades cardíacas.
Sin embargo, como cualquier otro alimento no debe abusarse en su consumo, si no que tiene que ser parte de una dieta equilibrada y ante cualquier duda, consultar al médico. Según el autor del libro “The Whole Soy Story”, Kaayla Daniel, lo más saludable sería hasta 36g por día de soja, una cantidad similar a la que comen los japoneses, los mayores consumidores de esta legumbre en el mundo.