La presentación de “Mitate, mirar, mudar y mutar” fue como una ceremonia de té. En un espacio estrecho del Museo de Arte Oriental había dos anfitrionas, la profesora y traductora, Amalia Sato, la autora del libro, Mami Goda san. Familiares, amigos, estudiantes, conocidos –los invitados–. Y un tercer elemento –entendido como un conjunto- que cobró dinamismo propio al inicio, durante el desarrollo y hacia el final de la charla, contribuyendo a la creación de un vacío –en japonés–, “Ma” (間)-; una bella y armoniosa vacuidad que dio como resultado un único encuentro de una vez en la vida 「一期一会」 “Ichigo Ichie”.
“Un encuentro de té se establece cuando tanto maestro como invitado comprenden su propia posición. Sen no Rikyū dijo: «Aunque se trate de una ceremonia de té normal, desde el momento que entras en el jardín hasta que sales, debes celebrarla como si se tratara de un encuentro único en la vida, siendo respetuoso con el maestro. Al mismo tiempo, el invitado no debe sentirse intimidado»”.1
Una cercanía cálida pero guardando distancias flotaba en el ambiente. Los invitados iban llegando: familiares, amigos, conocidos, alumnos, editores, y staff del museo se acercaban a saludar y felicitar a Mami Goda san.
“Los papeles de ambas partes están completamente separados según sus posiciones como maestros del té e invitados; sin embargo, deben estar en sintonía, en el sentido de que se requiere comprensión y respeto mutuos en todo lo que allí ocurre. El anfitrión debe permanecer en su posición y rol de anfitrión y el invitado debe permanecer en su posición de invitado. No hay contacto físico directo entre las dos partes e incluso se evita el contacto visual directo”.2
En toda la charla hubo un vacío armónico que fue creando una unidad. Al principio ese vacío, se manifestaba también en lo tangible, sillas vacías, huecos, dos o tres invitados sentados, Mami Goda san dedicando su libro con una pluma de tinta negra, Amalia Sato recibiendo en “actitud amorosa” un obsequio, la blancura de las paredes atenuando la luminosidad, claroscuros de luces y sombras posándose sobre dos ejemplares de libros: “Mitate, mirar, mudar y mutar”, que escoltaban la mesa frontal.
“En el vacío que domina el cuarto de té, hay algo que siempre interviene entre los dos, sin invadir en algún modo esa ausencia que también los une: la taza de té, el kakejiku (掛軸, pergamino colgante), el arreglo floral en la alcoba del tokonoma (床の間), la luz que entra desde el exterior, las sombras que esta crea, el murmullo de las hojas de los árboles del exterior o sus propios gestos”.3
La charla comenzó, con un café imaginario mediante, la profesora y traductora Amalia Sato, le preguntó a Mami Goda san ¿Quién era? Ella contó que había nacido en la ciudad de Ashiya, prefectura de Hyogo, pero que había vivido la mayor parte del tiempo en Tokio. Allí estudió filosofía y vivió hasta los veintidós años. Luego fue a Francia, residió cinco años en Paris, donde siguió estudiando filosofía, estética e historia del arte. Goda san agregó que un gran cambio tuvo allí al conocer a su marido y a sus amigos argentinos. Todo eso la trajo a la Argentina, donde reside desde el año 2009.
Amalia Sato, como si acabara de bajar el pocillo de café, agregó: “En realidad con Mami nos conocimos, como son los grandes encuentros, de súper casualidad. Juan estaba buscando una profesora de español para Mami, y yo ya no daba clases, estaba en otra etapa, pero bueno, una persona que ahora tampoco me acuerdo, le pasó mi teléfono, y entonces ahí Mami me llamó y ahí iniciamos nuestra amistad…”.
La atmósfera iba llenando esos espacios vacíos, lo ameno de la charla se iba colando con lo sereno por los intersticios de un silencio cómodo que parecía acercarse como olas mansas: la escucha atenta de los invitados.
La profesora continuó: “Fue un acercamiento, como un intercambio, siempre con las lenguas que son mi pasión, no sólo el japonés, sino el italiano y el portugués. Yo siempre enseñé idiomas…Y bueno, iniciamos ahí nuestra amistad con Mami y, por supuesto, nos pusimos también a traducir”.
Las anfitrionas, a partir de contar quien era la autora y cómo se habían conocido, fueron creando una atmósfera acogedora, adentrándose así, de un modo amoroso en el proceso de escritura y el tema del libro.
“Yo te voy a hacer una pregunta respecto a esto de Mitate. El libro está publicado en español. Tiene un estilo maravilloso. Una lectura muy agradable; muy atractiva. ¿Cómo lo pensaste? ¿Lo pensaste como habla o lo pensaste como escritura?”, indagó la profesora Sato. Goda san dijo: “Es una buena pregunta pero no sé la respuesta porque es una cosa rara que me pasa dentro de mí…lo pensé como una escritura más que hablado. La verdad es que hay cosas, ideas, conceptos, frases que me llegan en español directamente y directo lo escribo en español, pero entremedio aparecen palabras que me llegan en japonés y ahí lo escribo en japonés, o sea que es como medio híbrido…Fue un trabajo cansador pero también divertido porque hice la escritura, la traducción, todo ese proceso de escritura que no fue tan simple, pero me gustó”.
La traductora Sato añadió que había un concepto que le encantaba: “«idiolecto», cada hablante tiene su propio idiolecto, entonaciones, selección de vocabulario, gramática, errores, pausas, silencios, etc., o sea Mami, tenés en español un idiolecto. Es interesante”, subrayó.
En cuanto al libro, Amalia Sato le pareció que era honesto y resaltó: “Porque es un libro donde vos contas cosas de tu vida cotidiana, porteña, argentina, y todo como que va encontrando su lugar; eso me pareció interesante. No es anecdótico, pero conceptualmente cada cosa encuentra su lugar, y encuentra también su palabra. Y bueno, esto que contaste que como por fragmentos pensabas en japonés, en parte también en español, me parece que es un producto altamente interesante”.
¿Que es “Mitate”?, en el libro se define de diversas maneras, como “metáfora, parodia, símbolo, copia, recuperación, ilusión, analogía, etc. etc.” –según el prólogo de Amalia Sato-, y/o literalmente “«mirar» (mi) y «erigir» (tate). Crear un nuevo objeto a imagen y semejanza de un original, o asociar dos objetos o situaciones distintas por medio de algún carácter común, por analogía”.4
Goda san explicó el motivo por el cual había elegido este tema y porque éste estaba relacionado con las clases que ella da sobre estética japonesa.
“Comencé a tratar el tema de Mitate con las charlas de estética japonesa en el año 2013/2014, en el Centro Cultural Borges, aquí…Así que volver con este tema me da mucha ternura también”.
Ella explicó que cuando comenzó como profesora de los cursos traía muchos libros desde Japón y empezó a descubrir muchos conceptos estético-filosóficos japoneses que antes no conocía. Y a medida que fue aprendiendo, pensó, que lo podía compartir con la gente. “Me animé a dar charlas y Mitate era uno de los conceptos que yo había leído, conocido”.
A medida que yo escuchaba la charla me fui dando cuenta que si bien la presentación era una invitación a descubrir el libro, mediante su atenta lectura, era también contar cómo germinó el fruto de un camino; cómo salió el fruto de una semilla que alguna vez Mami san había sembrado. Cuando comenzó su camino, quizás en algún rincón de la universidad Femenina del Sagrado Corazón de Tokio, Japón…
“Mitate, mirar, mudar y mutar” es el fruto de un largo «camino», entendido como (道) Dō que Mami san continúa transitando desde este lugar lejano, antípodas de otro, llamado por el ilustre escritor Kawabata Yasunari: El Bello Japón.
De este modo terminó un encuentro, una charla de café que significó para todos los presentes, un 「一期一会」“Ichigo Ichie”:
“«Ichigo Ichie» proviene de un pensamiento de la ceremonia del té. Literalmente significa «una vez, un encuentro» y más tarde pasó a utilizarse como término general para significar que cualquier encuentro tiene que respetarse como único e importante”.5
De esta manera, los invito a descubrir: “Mitate, mirar, mudar y mutar”
Por María Florencia Zaia
Imágenes: María Florencia Zaia
Sobre María Florencia Zaia
Nació en Luján, Provincia de Buenos Aires en 1976. Es Licenciada en Relaciones Internacionales. En sus comienzos (2006), se vinculó con Japón por trabajo y estudio. Colaboró con el diario “La Plata Hochi”. Estudia japonés desde hace doce años. Siempre tuvo interés por la cultura japonesa y sus valores virtuosos (Bushido). Gusta de su literatura, algunos de sus autores predilectos son Natsume Soseki y Yoko Ogawa.
Referencias
1 “Una enseñanza de Sen no Rikyū, recordada por Yamanoue Sōji (山上宗二), el discípulo más cercano del maestro del té. Está recopilada en su libro Yamanoue Sōji Ki, y es uno de los diez principios fundamentales para los practicantes de la ceremonia del té”. En “Mitate, mirar, mudar y mutar”, Goda Mami, Editorial Excursiones, septiembre 2025, ciudad de Buenos Aires, pág. 69.
2 Goda Mami, “Mitate, mirar, mudar y mutar”, Editorial Excursiones, septiembre 2025, ciudad de Buenos Aires, pág. 69.
3 Goda Mami, “Mitate, mirar, mudar y mutar”, Editorial Excursiones, septiembre 2025, ciudad de Buenos Aires, pág. 69-70.
4 Goda Mami, “Mitate, mirar, mudar y mutar”, Editorial Excursiones, septiembre 2025, ciudad de Buenos Aires, pág. 14-15.
5 Goda Mami, “Mitate, mirar, mudar y mutar”, Editorial Excursiones, septiembre 2025, ciudad de Buenos Aires, pág. 62 (Nota al pie N° 24).