#MiAlternativaEnFestivales
Aki no Matsuri, Bonodori de verano, Natsu Matsuri… y la lista de eventos con taiko y baile se da agenda durante todo el año y en casi toda asociación japonesa.
Algunas veces le pregunto a la gente que me rodea si no le cansa “siempre lo mismo”, pero como dice la diva de la televisión, “el público se renueva”. Y la verdad es que a mí, saber que me voy a encontrar con esas canciones en loop y coreografías sobre el sakura y la agricultura, me da la tranquilidad de poder disfrutar del simple encuentro con amigos en un ambiente distendido, sin la preocupación de estar perdiéndome de algo novedoso en torno al yagura (ese altar en medio de la pista). No necesito prestar demasiada atención al programa que me dan en la entrada; ya sé que el sorteo del auto 0 km va antes de los fuegos artificiales; y que si me apuro a comprar los tickets de udon o yakitori previo a darme una vueltita por los stands de artesanías kawaii, probablemente zafe de hacer más fila en la hora pico del hambre.
Sin embargo, y si incorporaran un alguito nuevo, ¿qué me gustaría que fuera? Si no se tratara de una fiesta con un target familiar y se pudiera neutralizar la posibilidad de desmadres del público ebrio, me encantaría una barra de tragos con sake y awamori. Pero para no quedar -únicamente- como una beoda, podría decir que suena bien la idea de entretenerme con un concurso de nuevos artistas nikkei, cuyos ganadores vieran cumplido su sueño de pisar un escenario frente a un populoso entorno. Y por supuesto, con el broche de los esperados hanabi.