#MiAlternativaEnMiCartera
Llaves, celular y billetera. ¿Para qué cargar con más?, se preguntan ellos. La cartera no es sólo un complemento, es la base de operaciones móvil que una nómada transporta para enfrentar su extenso e intenso día en la ciudad.
La mujer japonesa solía tener un recurso adicional bajo la manga, mejor dicho, dentro del bolso. Para llevar algo extra guardaba un «furoshiki«, un recorte de tela de alrededor de 1×1 m que cuando lo requería, plegaba magistralmente dándole forma a un porta objetos a medida. Este delicado pañuelo de simples a suntuosas estampas, viene cediendo terreno a la menos romántica y globalizada bolsa ecológica y plegable.
En mi cartera no hay furoshiki (porque lo llevo puesto cuando quiero sentirme vanguardista), pero “por las dudas” tengo todo en caso de una catástrofe natural aunque sólo vaya a “mirar” al Alto Palermo: nécessaire con artículos que trascienden las fronteras del tocador -el contenido va desde tres labiales, a alfileres de gancho prontos para una expedición por el Amazonas a lo MacGyver-; documentos, tarjetas y papelitos (al menos saqué el carnet del club de “El agujerito sin fin”); estuche de anteojos; cargador de celular y crema para manos trasvasada a un pote más chico, como hago con el shampoo cuando salgo de vacaciones. Un paquete de pañuelitos descartables por terminarse y otro empezado; dos biromes (una por si me la piden prestada y no me la devuelven) o ninguna (y ahí pido prestada yo); alcohol en gel que se me hizo costumbre desde la gripe A, aunque su efectividad medicinal sea cuestionable e inversamente proporcional a su rico aroma a durazno; y un body splash ¡porque el frasco de vidrio de un perfume sería demasiado pesado para cargar!
¿Llaves, celular y billetera? Por supuesto: un mosquetón que engancha tres juegos de llaves y la Victorinox femenina de lima, pincita y tijerita; un atrevido celular sin funda (que olvido cada mañana sobre la mesa de luz); y una billetera, con otra billetera adentro cual matrioska, un billete de dos mil guaraníes “de la suerte” y, no sea cuestión que me lo reclamen en las próximas votaciones, el papelito suelto que me entregaron en las PASO. Nada que envidiarle al gato cósmico Doraemon y su bolsillo mágico: yo también estoy preparada para la aventura.
Fotos: http://stylepantry.com