El femicidio, un crimen que está conmoviendo a la sociedad argentina con sucesivos casos, un tema candente que motiva campañas multitudinarias como la de «Ni una menos», en Japón es castigado con la pena de muerte por ahorcamiento.
Japón ejecutó el pasado jueves 25 en la horca a un hombre condenado a muerte por el asesinato de una mujer en la ciudad de Nagoya, la primera pena capital que aplica este año y la décimo segunda desde la llegada al poder del primer ministro, Shinzo Abe.
El reo ejecutado fue Tsukasa Kanda, de 44 años, condenado por el asesinato de Rie Isogai, una mujer oficinista de 31 años, cometido en la ciudad de Nagoya, en la sureña prefectura de Aichi, el 25 de agosto de 2007.
La ejecución es también la primera autorizada por la ministra de Justicia, Yoko Kamikawa, desde que asumió su cargo en octubre pasado y la primera pena capital que aplica Japón desde el 29 agosto de 2014, cuando dos hombres, responsables también de asesinato, fueron ejecutados.
“Su crimen fue egoísta y extremadamente brutal”, dijo Kamikawa en una conferencia de prensa con medios nacionales e internacionales, convocada para informar la ejecución, según un reporte de la edición electrónica del diario The Japan Times. La ministra Kamikawa dijo que analizó profundamente el caso de Kanda antes de aprobar la decisión del tribunal que lo condenó, pero evitó dar su opinión personal sobre la pena de muerte.
La ministra destacó que Kanda secuestró a su víctima en una calle de Nagoya con la intención de robarle dinero, aunque después la envolvió con una cinta adhesiva y acabó con su vida golpeándole la cabeza repetidas veces con un martillo. “Luego llevó su cuerpo a la vecina prefectura de Gifu y lo tiró en un bosque para ocultar su crimen”, destacó la titular del Ministerio de Justicia japonés.
En marzo de 2009, Kanda fue condenado por el Tribunal de Distrito de Nagoya a morir en la horca, mientras que dos cómplices suyos fueron condenados a cadena perpetua, según la cadena pública NHK.
El crimen de Rie
El crimen de Rie Isogai fue también conocido en los medios japoneses como «El crimen de la Internet profunda» dado que los 3 hombres acusados del asesinato se conocieron en la red oscura de Internet. La llamada Internet profunda u oscura es aquella donde se alojan páginas a las que no se puede acceder mediante los buscadores que conocemos, sólo se logra mediante claves o programas específicos. Dado que la principal característica de la Internet profunda es resguardar el anominato de los cibernautas, es un lugar propicio para la clandestinidad y las actividades ilegales.
Kenji Kawagishi, un desocupado que vivía en una van, usando su celular posteó en una de estas páginas ocultas el mensaje de que buscaba compañeros para realizar un robo. A este mensaje respondieron Tsukasa Kanda, Yoshitomo Hori y Yuichiro Hondo; el primero era vendedor de Asahi Shimbun y los otros dos eran desocupados con importantes deudas a pagar. Todos necesitaban el efectivo que obtendrían del robo.
Después de fracasar con el plan original de robarle a un rico jugador de «pachinko» que conocía Hori, y tras otro robo menor perpetrado por Kawagishi y Hondo, éste último se entregó a la policía. Unos días después, los tres restantes, Kanda, Kawagishi y Hori volvieron a juntarse para planear otro ilícito. Kanda propuso secuestrar y robar a una mujer que pasara por ahí y luego matarla para encubrir el robo.
Así fue que secuestraron a Rie Isogai cuando volvía de su trabajo en la zona de Chikusa, Nagoya; cuando ella intentó escapar de la van donde la habían torturado para sacarle la clave de su tarjeta y donde también intentan violarla, los hombres ya habían decidido matarla. Sin entrar en más detalles, Kanda fue el ejecutor de la muerte de Rie con la complicidad de Kawagishi y Hondo.
Derechos humanos y opinión pública
La práctica de la pena de muerte es criticada por organizaciones humanitarias como Amnistía Internacional, que denuncian la carga psicológica que soportan los condenados en el llamado “pasillo de la muerte”, algunos incluso pasan décadas recluidos y aislados sin saber cuándo serán ejecutados.
En este caso en particular, denuncian que el gobierno japonés eligió este momento para la ejecución con el fin de desviar la atención pública de la discusión por la política militarista que está impulsando el primer ministro Abe.
Las ejecuciones en Japón están envueltas en un manto de secretismo, y lo habitual es que a los presos les comuniquen que van a ser ejecutados pocas horas antes; en algunos casos, no reciben aviso alguno. Por lo general, a los familiares no se les notifica la ejecución hasta que ésta se ha producido.
La falta de salvaguardias jurídicas adecuadas para los condenados a muerte de Japón ha sido ampliamente criticada por expertos de la ONU.
De acuerdo con el Ministerio de Justicia, un total de 130 presos condenados a la pena capital en Japón están hasta ahora a la espera de que se aplique su sentencia a muerte. Este país y Estados Unidos son los únicos miembros del Grupo de los Siete (G-7), que agrupa a los países más industrializados del mundo, que mantienen vigentes las ejecuciones.
Una encuesta realizada por el Oficina de Gabinete de Japón, este enero pasado, arrojó que el 80,3% de las personas encontraban «inevitable» el uso de la pena de muerte, es decir, como la única opción de castigo para ciertos crímenes. El 53,4% que apoya esta pena considera que es necesaria para que los familiares de las víctimas puedan darle un cierre a la tragedia vivida.
Tan duro es el crimen como polémico el castigo, pero ¿cuál es tu posición al respecto en casos como el de Rie?